Las dos facciones del oficialismo provincial aún están digiriendo una semana intensa. Lo político y lo institucional se cruzaron inexorablemente en las demostraciones de fuerza del manzurismo y del jaldismo. Ambas líneas comienzan a consolidarse como espacios políticos distintos del Partido Justicialista (PJ) y como protagonistas de la interna peronista más fuerte de los últimos años en la provincia. El gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo están caminando los primeros metros de sus propios caminos desde el quiebre de la relación, hace casi 70 días. Pese a la intención de algunos miembros de la gestión, el encuentro entre los titulares de los poderes Ejecutivo y Legislativo no está en los planes de ninguno, al menos en el corto plazo.
Pujas, celebración y ofensiva
Las demostraciones cruzadas se han multiplicado desde la elección del jaldista Eduardo Cobos como nuevo Defensor del Pueblo, detonante público del rompimiento. Se han sucedido las críticas; los pedidos de renuncia; los ceses de contratos; las visitas de ministros nacionales; las pintadas proselitistas; la puja por el partido; la interpelación de un ministro provincial; los actos y las fotografías con referentes de todo el territorio, entre otras.
La dirigencia local no tiene respiro y siente que nadie puede descuidarse. Los mensajes tienen un correlato fuerte en el interior y se seguirán evidenciando en los próximos días.
Una señal importante
En la Casa de Gobierno el clima es de relativo triunfo. El primer mandatario provincial y su entorno consideran que el paso de Juan Pablo Lichtmajer por la Cámara fue un éxito y que la confrontación en el recinto fue mínima para lo que esperaban. El bloque Lealtad Peronista se había preparado para más “ataques” desde la bancada jaldista. Creen que Lichmajer salió fortalecido de la cita. Esto se suma al contundente respaldo del Gobierno nacional. La llegada de los ministros Eduardo De Pedro (Interior), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y del Jefe de Gabinete, Juan Pablo Cafiero, dejó en éxtasis al manzurismo. “Wado”, el cristinista de la comitiva, trajo lo que Manzur tanto esperaba: una señal pública de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Estuve con Juancito Manzur hace 15 días. Mandale saludos, decile que sigo teniéndolo como referencia en salud porque Juancito nos sacó de la pandemia cuando era ministro de salud”. Eso dijo De Pedro que habría dicho Cristina.
Mejorar el vínculo con la ex presidenta era un asunto pendiente para el gobernador, hombre del albertismo. Hasta en su entorno reconocían la distancia con ella luego de que durante el macrismo Manzur se refiriera al kirchnerismo como un ciclo terminado. Si bien la visita fue el punto más significativo del apoyo desde que se inició la confrontación, está pendiente para estos días la llegada de la ministra de Salud, Carla Vizotti.
En 25 de Mayo y San Martín creen que el sector afín al vicegobernador quedó debilitado tras esta semana y esperan que bajen los decibeles de la confrontación. Mientras, en la Cámara, los miembros de Lealtad Peronista analizan cómo seguir sin los contratos. Evalúan recurrir a la Justicia para recuperar al menos parte de los 1.138 empleados despedidos.
Gente en alerta
La contraofensiva está en marcha y tiene que ver con el interior. En las últimas semanas, cientos de contratados en comunas, muchos de ellos adscriptos a referentes del jaldismo, fueron notificados para que se presenten a trabajar en las administraciones comunales. La intención, afirman, sería poder desvincularlos por vías legales si no responden a la intimación. Varios gremios estatales ya estarían en alerta por estos casos.
Se espera que Manzur siga enfocado en recorrer la provincia y en la gestión de la pandemia por la enfermedad Covid-19. El incremento de los contagios en la última semana profundizó la preocupación en los despachos oficiales.
En la Legislatura quedaron conformes con haber llevado un ministro de Manzur al banquillo. Los parlamentarios que responden al titular de ese Poder se abocarán al análisis de la documentación que dejó Lichtmajer y esperan que sea tratado en la próxima sesión. Jaldo adelantó que el miércoles habrá reunión de Labor Parlamentaria y que este asunto será prioritario. Entre las bancas afines al vicegobernador consideran que el manzurismo quedó expuesto porque, dicen, la intención no era atacar al titular de la cartera educativa. Si bien reconocen que la respuesta de Manzur fue fuerte, con la visita de parte del Gabinete de Alberto Fernández, advierten que fue una muestra de temor y que quedó desmedida.
De todas maneras, legisladores de ese espacio siguieron la línea de lo que Jaldo expresó públicamente -”los problemas de los tucumanos los resuelven los tucumanos”- y subrayan que el desembarco nacional no impactará en los políticos locales, sobre todo, del interior.
Los mensajes que está enviando el jaldismo son para fuera del Gran San Miguel. El vicegobernador está abocado a sumar representantes del oficialismo en los municipios que no forman parte de las gestiones de los actuales intendentes. El puntapié fue Famaillá y podrían seguirle los de otras jurisdicciones. En las ciudades y pueblos el mensaje fue recibido: si le pasa a los Mellizos Orellana, avezados en estrategia política, puede pasarles a otros.