El Camino del Perú, o ruta 315, abarca un sobresaturado trayecto de 8,5 km entre el Cristo de Yerba Buena y la avenida Roca de Tafí Viejo. Es una vía central de conexión entre miles de personas que residen en una zona que se ha urbanizado aceleradamente en los últimos 15 años y que sigue en crecimiento constante. A tal punto es central esa conexión que han surgido alternativas como la calle conocida como “viejo Camino de Perú”, que conecta el área del Cristo con el barrio Lomas de Tafí II, que también se encuentran con la circulación colmada de vehículos.
La ruta 315, que desde hace mucho tiempo requiere soluciones de emergencia y medidas de largo aliento, es un ejemplo de la falta de previsión urbana que caracteriza las zonas limítrofes entre jurisdicciones y en este caso se está llegando a una especie de nudo gordiano de compleja solución urbanística.
Las imágenes que mostró la galería de fotos publicada el martes pasado son elocuentes. Muestran el área de Villa Carmela, con una ruta de 7 metros de ancho, con banquinas irregulares -en algunos casos con peligrosa cercanía de viviendas- y con pastizales, por un lado, más un profundo zanjón del lado este, que recibe agua desde el canal Tafí en el sector norte a la altura de Schoenstatt y llega hasta la altura de la curva al sur de Villa Carmela. Las imágenes muestran multiplicidad de problemas: vehículos de todo tipo -desde camiones de gran porte hasta carros de tracción a sangre- circulan a la par de peatones, ciclistas y motociclistas y apenas el control comunal en el sector céntrico en ciertas horas del día y la iluminación en ese sector evita que haya emergencias como el triple accidente de hace dos años en la Curva de los Vega o la tragedia de agosto pasado en esta curva, a la altura de La Cartujana. Pero el descontrol es notorio y los riesgos están a la orden del día. Desde hace cinco años se estima que por esta ruta circulan unos 6.000 vehículos por día y aunque por las limitaciones de movimiento que ha impuesto la pandemia es probable que el caudal de vehículos haya disminuido, es claro que las circunstancias proclives a accidentes están latentes. En cuando la calzada en el sector entre la avenida Perón y el comienzo de la curva de Los Vega, se encuentra colapsada; está excesivamente urbanizada y las construcciones llegan al borde de la banquina, de modo que en los hechos es una calle que soporta el rigor de una avenida excesivamente transitada.
Hay estudios en Vialidad desde los años 90 para convertir en multitrocha esta ruta y hace cinco años hubo un proyecto entre las municipalidades de Tafí Viejo y Yerba Buena para construir una avenida de circunvalación que conecte estos sectores. El proyecto ha quedado postergado pero mientras tanto la acelerada urbanización en esta área cercana al piedemonte se ha mantenido, a tal punto que se están buscando caminos alternativos para descargar el caudal de vehículos, tal como se hizo con la conexión entre San Miguel de Tucumán y Lomas de Tafí II. Ahora en Villa Carmela se analiza cómo vincular los nuevos barrios que están surgiendo en Cebil Redondo, al norte de Yerba Buena, y en el suroeste de Tafí Viejo.
En vista de la emergencia urbana creciente, correspondería que se reactiven los estudios para resolver esta problemática. Si se hallaran las salidas consensuadas entre las distintas jurisdicciones, los miles de vecinos de la zona, así como los de Tafí Viejo, Yerba Buena y capital podrían aspirar a que disminuyan los riesgos y se haga más confortable y previsible su obligado recorrido cotidiano.