Protagonismo político aun en los traslados

Protagonismo político aun en los traslados

¿Podría jugarse al fútbol hoy en Tucumán sin el apoyo oficial que “llueve” con aportes variopintos originados en los poderes ejecutivos y legislativos? Definitivamente no. La amplia mayoría de nuestros clubes se convirtió en una extensión de las actividades de los políticos, inclusos de gremialistas con relaciones con el poder, a lo largo y a lo ancho de la provincia. Esa simbiosis no es ni nueva ni parece tener un horizonte finito. Por el contrario, parece fortalecerse cada día más y consolida un concepto de trampolín para aspirar a llegar a otros niveles. En ese afán, hay de todo. En el lado del haber, puede anotarse el apoyo que se brinda a los clubes no sólo para que subsistan y mantengan su condición de formadores sociales (estén en San Miguel de Tucumán, Burruyacu o Juan Bautista Alberdi). Para mantener en pie la pasión por el club, por los colores y por la pertenencia a la tierra de cada uno, el traslado a los partidos es parte importante. Cómo llegar a la cancha es la cuestión. Una vez que se lo logra, por el medio que sea, todo queda en un segundo plano cuando el árbitro da la orden para comenzar el partido. Es entonces cuando la política deja que, por 90 minutos, el el deporte haga suya la escena.

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