La industria audiovisual está atravesando una crisis de múltiples factores desde hace años; la pandemia con su cuarentena, el cierre de actividades y la retracción económica complicó aún más las cosas. Como miembro de la Asociación de Productores y Productoras de Locaciones Audiovisuales de Argentina, estoy en contacto constante con productores de todo el país y del extranjero. Como el grueso de la industria está radicada en Buenos Aires, en las provincias es más difícil todavía generar contenidos.
Los técnicos y productores somos trabajadores independientes, con contratos temporales por proyecto; cobramos por día o semana, no tenemos capacidad de ahorro o de construir un resguardo. Para lo que es cine dependemos de las políticas estatales de apoyo a través del Incaa, que administra un fondo propio. En los canales de televisión estatales se generan muchos contenidos de tipo documental. La publicidad va por carriles diferentes, pero necesita de cierta estabilidad económica para que los anunciantes hagan campañas y anuncios. Otra parte de la actividad se basa en la llegada de proyectos desde el extranjero, sobre contenidos para el exterior hechos desde la Argentina, dando un servicio para esas producciones. Finalmente las plataformas digitales se convirtieron en un eslabón fundamental. Estas ramas son las que dan empleo y producen un movimiento económico importante.
La llegada del covid-19 frenó de golpe todo y dejó a un gran número de trabajadores, productores y proveedores sin ingresos durante gran parte de 2020. La presión de diferentes medios, empresas y técnicos visibilizó el problema y el Estado respondió con alguna ayuda, pero que en la mayoría de los casos no fue suficiente. El desastre fue total; algunos colegas se reinventaron; otros hacían tortas, ofrecían talleres de capacitación o trabajaban de Uber; y hubo quienes migraron en busca de trabajo. Con la vuelta a la casi normalidad la mayoría volvió a hacer lo que sabe, le gusta y se preparó.
El año pasado hubo filmaciones por Zoom o clandestinas, en las que se enviaban cámaras y luces en remise a la casa de los actores, que con algunas instrucciones montaban un estudio doméstico. Es una industria con muchos sectores, muy dinámica y muy creativa. La reactivación fue paulatina a medida que se ampliaban los permisos de circulación y se aprobaban los protocolos (Mendoza y Córdoba fueron pioneras para poder rodar publicidades; y luego siguieron las series para plataformas como Netflix o Amazon).
Hacia fin de año la industria estaba en movimiento, con autorización del Estado nacional, pero las fronteras cerradas no permiten que vuelvan aún los proyectos internacionales con el caudal esperado. Desde el Gobierno y el Incaa se están presentando programas de fomento a las producciones extranjeras, algo muy esperado desde hace años ya que vemos pasar los proyectos por al lado y se van a Uruguay, Chile y Colombia. Hay espectativa de que este programa nos permita ser competitivos, ya que la capacidad técnica la tenemos.
Si se logra controlar la pandemia con la llegada de las vacunas a gran parte de la población, la actividad audiovisual volverá rápidamente; tenemos una capacidad impresionante de gestión, de reinvención y de adaptación. Nunca un día de trabajo es igual al anterior, nunca un proyecto es igual al siguiente, no tenemos una rutina. Nuestra capacidad técnica es muy alta, reconocida por locales y extranjeros, y las provincias tienen cada vez más técnicos que producen contenidos de calidad.
Somos una industria conformada por gente que ama lo que hace, que se despierta cada día deseando llegar al set de filmación o a la oficina de producción, que siente en el compañero a un aliado para lograr un objetivo en común y que ve en las nuevas camadas el futuro de la industria audiovisual.
Los planes ya se modificaron, se buscó conseguir permisos especiales para la actividad y se refuerzan los controles a través de hisopados periódicos al personal y el cumplimiento estricto del protocolo sanitario. Pero la segunda ola causa una tremenda incertidumbre. En Buenos Aires, por ejemplo, se cancelaron los permisos para filmaciones nocturnas.
La industria se fue aggiornando a las nuevas tecnologías y a las plataformas digitales, lo que crea muchas nuevas fuentes de trabajo. Son el presente y el futuro inmediato de parte de la industria audiovisual en películas, series y documentales.