A lo largo de su historia, el rugby se ha nutrido no sólo de la voluntad y de la pasión, sino también de la ruptura. Como un fruto que cae del árbol, muchos clubes se han formado desgajándose de otros a partir de divisiones o diferencias entre sus integrantes, que a la larga quedan superadas o sepultadas con la llegada de nuevas generaciones. El rugby tucumano también participa de este fenómeno, y el producto de una de esas fructíferas divisiones celebra por estos días sus 60 años de existencia: el rugby de Tucumán Lawn Tennis Club.
La historia cuenta que la ovalada fue un elemento extraño al club del parque 9 de Julio durante casi medio siglo, desde que fuera fundado en la zona del Casino en 1915. La oportunidad llegó a partir de desavenencias en Natación y Gimnasia, que motivó a un grupo importante de jugadores a buscar otro destino, ya que la continuidad allí era inviable. Y lo encontraron en Lawn Tennis, club del que varios de ese grupo eran socios. Las conversaciones con el presidente Hugo Valladares Frías fluyeron por vía rápida hacia la apertura de una división de rugby, oficializada a partir de la asamblea que tuvo lugar el 20 de abril de 1961. Habían nacido los “Benjamines”, apelativo que se ganaron por ser justamente el equipo más joven dentro de un rugby tucumano que para entonces ya caminaba erguido.
Lógicamente, comenzaron en Segunda división, pero no tardaron en llegar a la Primera. Con una camiseta que no tenía aún los colores actuales (era completamente blanca, y sólo se distinguía el escudo de Lawn Tennis en el pecho), ganaron el ascenso y en 1962 comenzaron a jugar en el nivel más alto de Tucumán. “Tuvimos esa dicha, pero fueron tiempos difíciles los que vinieron. Nos comíamos 100 como si nada. Teníamos que juntar gente para armar los equipos. Además, al tener una sola cancha, nos turnábamos todas las divisiones para entrenarnos. En una época, Sportivo Guzmán nos prestaba la suya para poder practicar”, recuerda Gregorio García Biagosch, actual presidente de Lawn Tennis y, durante muchos años, presidente de la subcomisión de rugby.
Tendrían que esperar más de una década para conquistar el primer título, el del Anual 1973. Aquel histórico equipo tenía como entrenador a Orlando “Piquillo” Guzmán.
Giras y otros éxitos
Con los años, y un gran esfuerzo de por medio, el rugby fue echando raíces firmes y creciendo. Giras internacionales en las décadas del 70 y 80 llevaron a los “Benjamines” a mostrar su rugby por todo el continente americano (visitaron varios países del Caribe y también Estados Unidos en repetidas oportunidades) y también por Oceanía. “Siempre con la premisa de hacer participar a todo el rugby, por eso invitábamos a jugadores de otros clubes, que luego impulsaban esas giras con sus propios equipos”, comenta “Goyo”. Ya en los años siguientes, los del “Tennis” desembarcarían en Europa y también en Sudáfrica, abarcando así cuatro de los cinco continentes.
En el plano local, tras las seis consagraciones en el Anual de la URT entre 1973 y 1982, llegaría una segunda era dorada a partir de 2008, en la que el equipo “tricolor” mostraría una sostenida hegemonía en el Regional, ganando cinco títulos en siete años, hasta 2014. Durante esa época, fue también uno de los clubes que más figuras le aportó a los Naranjas. El seleccionado tucumano se nutrió de grandes jugadores surgidos en la cantera del parque, destacándose uno de sus más recordados capitanes, Héctor “Gallo” Cabrera, un símbolo del club al punto de darle nombre a la cancha 1, la de rugby de mayor capacidad del país y sede de muchas de las hazañas “naranjas” más recordadas. Por algo, extraoficialmente se la conoce como “La Caldera del Parque”.
Ni hablar del aporte de jugadores y entrenadores a los diferentes seleccionados nacionales, en especial a Los Pumas. De los muchos “Benjamines” que han llegado a vestir la camiseta argentina, sobresale el nombre de Nicolás Sánchez, hoy ya convertido en el máximo goleador histórico de Los Pumas, superando a Felipe Contepomi y Hugo Porta.
Orgullo “benjamín”
Al día de hoy, el rugby de Lawn Tennis concentra aproximadamente 600 jugadores entre todas sus categorías. García Biagosch resalta ese crecimiento como un respaldo de la tarea que comenzó hace seis décadas: “eso es lo que nos enorgullece, que es una labor de formación. Nuestra misión como club es beneficiar a la sociedad formando buenas personas. Personalmente, soy un agradecido de este club, que me ha formado, guiado y llenado de cosas buenas, gracias al trabajo de personas como Jorge Muñoz (uno de los fundadores de 1961), quien sin duda influyó mucho en el espíritu de este club, y de muchos otros que dieron su tiempo y esfuerzo para que todo esto sea lo que es hoy”.