Dos de las vacunas que se están administrando en todo el mundo contra el coronavirus han quedado en el centro de las sospechas, luego de que algunas pacientas (todos los casos ocurrieron en mujeres) manifestaran cuadros de trombosis, tan graves que incluso hubo muertes. Se trata de los productos de AstraZeneca y de Johnson & Johnson.
Por ello, la industria farmaceútica y los científicos se preguntan qué puede estar sucediendo para que ambas vacunas hayan provocado el mismo efecto secundario, el cual no se ha verificado en inoculaciones de otras marcas. Al parecer, la respuesta radicaría en que las dos emplean la técnica de vector viral.
Es decir, toman como soporte otro virus, que es modificado para que transporte dentro del organismo humano información genética capaz de combatir el covid. Ambas utilizan un adenovirus, un tipo de virus muy corriente. AstraZeneca se vale de un adenovirus de un chimpancé, por ejemplo.
"Todo indica que se debe al vector adenovirus", explicó en su perfil en Twitter Mathieu Molimard, especialista francés en farmacología, recordando que este tipo de problemas no se da con las vacunas Pfizer ni Moderna, que utilizan la técnica de ARN mensajero.
Por ahora, no ha habido ningún caso reportado de estas patologías en otras vacunas que emplean adenovirus, como la rusa Sputnik, que se encuentra autorizada en unos 60 países, pero no en la Unión Europea ni en Estados Unidos. De hecho, la mayoría de las dosis que han sido aplicadas en la Argentina corresponden a la rusa.
¿Cuál es el riesgo? En el caso de J&J, se han registrado ocho casos de trombosis atípicas. Ayer, y luego de horas de mucha expectativa, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) decidió que los beneficios superan los riesgos y volvió a habilitar su uso, que estaba suspendido desde hace una semana en Europa. En EEUU todavía se mantiene la prohibición.
"Existe una conexión entre la vacunación y la aparición de estos raros casos de trombosis", explicó la experta en seguridad de la EMA, Sabine Straus. Por ello, pidió que los receptores de la vacuna estén atentos ante problemas respiratorios, dolor en el pecho o abdominal, hinchazón en las piernas o problemas neurológicos.
La mayoría de los casos reportados de trombosis se produjeron en mujeres menores de 60 años. Además, la EMA recomendó a los médicos que se familiaricen con los métodos de tratamiento especiales de estas raras trombosis venosas, y desaconsejó el uso de heparina. En vez, propuso inmunoglobulina.
Dinamarca ha dejado de distribuir AztraZeneca por completo, lo que ha provocado una ola de interés por las dosis que no serán utilizadas en ese país. República Checa se ofreció para comprar "todas las vacunas AstraZeneca de Dinamarca". Estonia, Letonia y Lituania también expresaron su interés.
Pero ¿cómo es el cuadro de trombosis que tienen en común la vacuna de AstraZeneca y la de Johnson y Johnson? Se sabe que los coágulos que se producen son diferentes a otros, donde se suele usar heparina; en este caso, podría ser contraproducente. De ahí el aviso a la comunidad médica para que no emplee esa medicación.