10 Abril 2021
DETALLE. Entre noviembre y febrero SIMA alertó a 1.500 productores sobre la presencia de la oruga, para advertir que una adversidad ocurría en su zona.
El SIMA Agtech (Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola) -aplicación para sistema operativo Android, que permite que los productores identifiquen plagas, malezas y enfermedades por medio de alertas en sus smartphone- difundió un informe acerca de la situación actual de la “oruga bolillera” para la soja en la Argentina, y el contexto histórico en el que se desarrolla esta plaga, que este año tuvo un importante impacto en el sector.
Los datos fueron obtenidos por el departamento de Data Science de SIMA Agtech, liderado por Pedro Lafluf, mediante el monitoreo de 3 millones de hectáreas.
Durante la campaña 2020-2021 se dieron alertas sobre la aparición de esta importante plaga que afecta a los cultivos de granos del país.
En este contexto, SIMA señaló que desde inicios de noviembre hasta fines de febrero emitieron “alertas zonales” sobre la presencia de la oruga a unos 1.500 usuarios. Estos alertas tienen como objetivo advertir a los productores que hay alguna adversidad que está ocurriendo en su zona, que no se ha registrado en sus monitoreos.
Pero para tener una perspectiva histórica de esta problemática y una referencia sobre si la situación es grave o no, SIMA analizó el escenario de las últimas tres campañas.
De ese modo, determinó que durante la campaña actual, la bolillera tuvo mucha mayor presencia en los monitoreos respecto a las últimas dos, con un pico de positividad superior al 80% a mediados de diciembre, para luego estabilizarse por debajo de un 40%, a fines de enero.
Durante la campaña 2018/19 se había registrado una marca máxima de un poco más de un 40%; y en la 2019/20 esta apenas había superado un 20% en el momento más crítico. Además, durante esta campaña, la detección se dio antes que en las otras oportunidades, ya que la problemática se advirtió desde principios de noviembre.
Respecto del análisis de la positividad de los monitoreos en cada una de las regiones, SIMA reveló que, desde un principio, la zona núcleo siempre mostró los mayores niveles de positividad y allí la plaga empezó a atacar más temprano.
En los mapas pudo observarse la positividad por mes en cada una de las áreas productivas. Así quedó plasmado cómo, con el paso del tiempo, se fue dando la expansión territorial, para terminar en enero con una presencia generalizada de bolillera en todo el país. En tanto, durante febrero se vio cierto “retroceso” de la plaga.
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