09 Abril 2021
BELFAST, Irlanda.- Un fantasma que parecía enterrado hace más de dos décadas resurgió esta semana en Irlanda del Norte, al calor de las bombas incendiarias arrojadas contra la Policía y los vehículos en llamas en la capital del país.
Las imágenes de los disturbios en Belfast, trajeron a la memoria el sangriento conflicto de casi 30 años entre republicanos católicos y unionistas protestantes, que dejó unos 3.500 muertos. El difícil equilibrio político en el país, logrado a través de la firma de un acuerdo de paz en 1998, quedó trastocado por la salida británica de la Unión Europea.
En la cuarta noche de los peores incidentes violentos, los manifestantes arrojaron ladrillos, fuegos artificiales y bombas molotov sobre el “muro de la paz”, que separa los barrios leales al Reino Unido y a la Corona británica de mayoría protestante; de los vecindarios nacionalistas irlandeses, republicanos y con fuerte presencia católica.
El número dos de la policía de Irlanda del Norte, Jonathan Roberts, contó que cientos de personas se reunieron a ambos lados de una puerta en el muro, donde “la multitud (...) cometió graves delitos penales, tanto atacando a la policía como atacándose entre sí”, dijo.
”La destrucción, la violencia y las amenazas son completamente inaceptables e injustificables, independientemente de las preocupaciones que existan en las comunidades”, afirmó el gobierno autónomo norirlandés, constituido por unionistas, republicanos y centristas.
Tras una reunión de urgencia del gobierno norirlandés, también el parlamento autónomo regional del país interrumpió sus vacaciones de Semana Santa para una sesión especial.
“Mis pensamientos están especialmente con los agentes heridos por la violencia injustificada e injustificable de los últimos días”, dijo la primera ministra de Irlanda del Norte, la unionista (pro británica) Arlene Foster, reportó la cadena alemana DW, en base a publicaciones locales.
“Los responsables deben ser sometidos a todo el rigor de la ley”, subrayó en Twitter antes de su intervención en el Parlamento. Foster ya había condenado los disturbios, diciendo que no son una protesta. “Es vandalismo e intento de asesinato. Estas acciones no representan el unionismo”, afirmó.
Una multitud se reunió el miércoles por la noche en Lanark Way, una zona de Belfast donde se levantaron enormes barreras metálicas para separar un barrio católico de otro protestante. “Cientos de personas de ambos lados lanzaron cócteles molotov”, tuiteó una periodista de la BBC en el lugar.
Siete agentes resultaron heridos durante la noche, y se sumaron así a los 41 heridos en los días anteriores, entre los que hay un fotógrafo de prensa y un conductor de ómnibus.
La nueva noche de violencia fue la peor en una semana de disturbios que manifiestan el creciente conflicto existente en esta provincia británica, donde las consecuencias del Brexit indignaron a los unionistas partidarios de la corona británica.
La semana pasada, la violencia estalló en la ciudad de Londonderry, antes de extenderse a una zona unionista de Belfast y sus alrededores durante el fin de semana de Semana Santa.
El acuerdo de paz de 1998 difuminó la frontera entre la provincia británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE- pero el Brexit vino a socavar ese equilibrio, al exigir la introducción de controles aduaneros entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Tras duras negociaciones, Londres y Bruselas consiguieron acordar una solución, el conocido como “protocolo de Irlanda del Norte”, que evita la vuelta a una frontera física en la isla de Irlanda trasladando dichos controles a los puertos norirlandeses. (Especial-Reuters)
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