La interna que quebró al peronismo gobernante mantiene en ascuas a la dirigencia de todos los sectores políticos. Las miradas del justicialismo durante esta semana estarán puestas en algunos municipios, en la Legislatura y en el ámbito nacional ¿Por qué? Porque se espera que se concreten hechos institucionales y partidarios clave para medir la temperatura de la pelea entre el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo. Asomaría la dimensión real del conflicto, una vez que el presidente de la Cámara se reintegre tras la licencia por haberse contagiado de covid-19.
Las primeras repercusiones del cisma en el interior estuvieron en el Este, en los municipios encabezados por los intendentes Aldo Salomón (Alderetes) y Darío Monteros (Banda del Río Salí), dirigentes que desde hace años vienen trabajando con Jaldo. La sección electoral a la que pertenecen suele aportar un caudal de votos muy significativo para el peronismo en los comicios.
Cucharada amarga
Hubo movimientos fuertes en los Concejos Deliberantes y en el manzurismo afirman que la idea fue darle al jaldismo una cucharada de la estrategia política que suele emplear en las ciudades. Funcionarios y ediles de esas ciudades usan una metáfora para pintar la situación: “estamos esquivando las bombas de la Casa de Gobierno”. Sabían que algo podría suceder luego de la elección del ombudsman, detonante del cisma, porque los legisladores Graciela Gutiérrez (esposa de Salomón) y Gonzalo Monteros (hijo de Monteros) votaron a favor del candidato del jaldismo, Eduardo Cobos.
Si bien esta semana en varios cuerpos vecinales se formaron bloques manzuristas llamados “Lealtad Peronista” (al igual que el de la Legislatura), el episodio que levantó más polvareda fue en tierras alderetenses. La mayoría de los ediles responde ahora a Manzur y se reunió para sesionar. Denunciaron que el edificio del recinto estaba cerrado para evitar la reunión y, junto a la oposición (Fuerza Republicana), terminaron en un centro vecinal. Finalmente, desplazaron a la mesa de conducción. La presidencia quedó en manos de Osvaldo Peralta y sólo tres concejales quedaron del lado de Salomón, es decir, de Jaldo. Fuentes cercanas a la intendencia afirmaron que el jefe municipal avisó que no intervendrá y que espera que esto no afecte su gestión.
En el Concejo bandeño hubo cambios con menos impacto institucional inmediato. También hubo deserciones en el bloque que venía acompañando a Monteros.Tres ediles formaron el nuevo grupo de trabajo. El plato fuerte, en este caso, fueron las acusaciones que cruzaron públicamente desde ambos bandos. En LA GACETA Play, el secretario de Gobierno local, Hugo Soraire, repudió el accionar de “pseudoperadores” y mencionó entre ellos al ministro del Interior, Miguel Acevedo; al funcionario del Siprosa, José Gandur, y a legisladores. Los acusó de prometer cargos y dinero a los concejales para “pasarse de bando”. Según trascendió, sostienen que los supuestos ofrecimientos habrían abarcado entre cinco y 15 contratos en distintas comunas. Fuentes del oficialismo explicaron que sería habitual que se otorgaran puestos en las administraciones comunales para que los referentes de otras jurisdicciones los distribuyeran entre sus dirigentes. Lo que se haría es pedir la adscripción luego en oficinas estatales de otras ciudades.
El espacio cercano al gobernador, encabezado por el concejal Matías Cortez, salió a rechazar las acusaciones. Cortez comentó que la orden de tener un bloque aparte fue del titular del Ejecutivo provincial. “Si él (por Soraire) dice que hubo prebenda o dádivas, tendrá que ir a la Justicia e iremos los dos de la mano. A mí no me ofrecieron nada”, agregó. En el espacio de Monteros analizaron la posibilidad de judicializar el asunto y sería la concejal Myrian Soraire, hija del funcionario, quien tendría las pruebas de la denuncia.
En estas intendencias, los últimos días dejaron un sabor amargo. Entienden que quedaron en el peor lugar, porque ambos intendentes trabajaron para que la dupla gobernante llegue al poder y mantuvieron buenas relaciones institucionales y políticas hasta ahora. “Nos meten en una interna que no tendrá buen final”, se escuchó decir en los pasillos de las administraciones ¿Lo vieron venir? Sí ¿Creyeron que las repercusiones serían tan fuertes? No.
Los jefes municipales en general están en las posiciones más incómodas. Muchos de ellos tienen familiares que fueron electos en la Cámara o bien, que ocupan cargos en el Gobierno. Esto implica que, a la hora de elegir si estarán con Manzur o con Jaldo, creen que llevan las de perder en cuanto a los espacios y,eventualmente, en recursos.
En particular, aquellos identificados como cercanos al vicegobernador estuvieron preocupados. El fin de semana pasado, se reunieron en Famaillá aquellos que venían identificándose con Jaldo. Habrían compartido sus inquietudes Monteros, Salomón, Marcelo Herrera (Simoca) y el local, José Orellana. Los puntos de acuerdo a los que habrían llegado es que si bien saben que todo forma parte del juego de la política, estaban en desacuerdo con la tónica de la confrontación. Coincidieron en que harían gestiones por la unidad. No habrían obtenido buenos resultados al menos hasta anoche.
Orellana públicamente optó por la “supervivencia” de su gestión y expresó estar al lado de Manzur. Argumentó que la dependencia de municipios y comunas con el Ejecutivo es total y que corresponde estar de ese lado por su rol. “El Mellizo” convocó al diálogo y al entendimiento.
En el caso de Simoca, las esquirlas aún no habrían llegado, pero quienes conocen al jefe municipal afirmaron que está preocupado.
En la Cámara y en Buenos Aires
En Sarmiento y Muñecas se espera con ansias la vuelta de Jaldo. También en la Casa de Gobierno. La reincorporación sería el jueves, para la próxima sesión ¿Con qué actitud volverá el vice tras las respuestas del manzurismo a la elección del Defensor del Pueblo? Desde el entorno cercano a Jaldo, cuentan que siguió con mucha atención todo lo que ocurrió.Que si bien no pondrá piedras a la gobernabilidad, tampoco dejará pasar algunas cuestiones. Específicamente, le habría molestado,detallan, que se pidieran renuncias a funcionarios y lo sucedido en los Concejos ¿Llegará conciliador? No es una palabra que precisamente asocien en este momento con Jaldo.
En el temario previsto hay un solo punto que podría generar rispideces. El jaldismo impulsaría un pronunciamiento para expresar una vez más la molestia por la demora en la prórroga del sistema de promoción de biocombustibles. Sería similar a lo que ya se hizo antes de que viniera el presidente Alberto Fernández y se comprometiera a que los beneficios seguirán vigentes. En el manzurismo creen que aprovecharán para criticar a la Nación por la demora. Las bancas cercanas al presidente del cuerpo descartan que sea esa la intención.
Otros temas latentes en la Legislatura es la de las presidencias de las comisiones y los contratos que dirigentes cercanos al Ejecutivo tendrían. Legisladores jaldistas estarían inquietos para que se revisen ambos aspectos.
En lo que coinciden miembros de los dos espacios es que no esperan que pronto haya una foto que reúna a Manzur y Jaldo.
Por otro lado, el gobernador asumirá el lunes como vicepresidente del PJ nacional, secundando al nuevo titular, el presidente Alberto Fernández. Los ojos se pondrán sobre Buenos Aires. Después de haber charlado a solas con él en Catamarca hace un par de días, Manzur mostrará nuevamente el respaldo por parte de la Nación. Al gobernador le habría preocupado la mirada que el Gobierno tiene sobre él y su rol de armador en el NOA. Sucede que, por ejemplo, antes de la trifulca, dicen en el PJ que le habían encomendado a Manzur mediar en el peronismo correntino para evitar internas entre dos grupos de intendentes peronistas. El gobernador habría encargado esa tarea al intendente Monteros y al flamante defensor del pueblo adjunto, Marcelo Caponio. Tenían que viajar por estos días a la provincia que este año elige gobernador, pero ya quedaron en la vereda del frente.
Esto se suma a que Jaldo también tiene algunos contactos nacionales, mediante los que habría hecho llegar su versión del quiebre. El vicegobernador tendría cercanía con Verónica Magario, su par de la provincia de Buenos Aires. Ella a su vez, es una de las dirigentas de confianza de la vicepresidenta, Cristina Fernández. Jaldo también mantendría una amistad con el vicegobernador de Salta, Antonio Marocco, referente del partido Parte, que encabezaba el primer mandatario nacional.
De todas maneras, en el oficialismo del gobernador cuentan que está firme y que mantiene una comunicación fluída con los principales actores del fernandismo y el kirchnerismo. Prometen que por ello continuarán las visitas de distintos ministros y otras demostraciones de confianza.
Las miradas, por ahora desconcertadas, del justicialismo estarán en el interior, en la Legislatura y en Buenos Aires.