Si hay algo que no le falta a la NBA son premios para sus jugadores. Durante la temporada regular, los hay para los mejores de cada semana y de cada mes, en ambas conferencias (este y oeste), además del mejor jugador de la temporada completa. En los playoffs, se elige al más valioso de las finales. También hay galardones para el mejor suplente, el mejor novato, el mejor jugador defensivo, el más anotador y hasta para el que más evolucionó de una temporada a la otra. Aquí, en este último premio, es en el cual queda claro por qué comenzamos así una nota que anuncia el partido de hoy (desde las 14) entre Atlético y Gimnasia en La Plata. Es que si existiera ese premio en la Liga Profesional del Fútbol Argentino, Ramiro Carrera y Augusto Lotti serían serios candidatos a ganarlo y hasta, por qué no, compartirlo.
La mejora que han experimentado estos jugadores de una temporada a la otra es superlativa. El delantero llegó a mediados de 2019 y en esta temporada ya hizo más goles que en el año y medio previo. Los cuatro tantos que le marcó a Unión, Huracán, Comunicaciones y Patronato superan los tres que tenía en Atlético hasta aquí y justifican el dorsal número 9 que lleva en su espalda. Además sirvió una asistencia justamente a nuestro próximo jugador en análisis: Carrera.
El volante tiene dos goles, una asistencia, pero además ha tenido la capacidad para involucrarse en cada ataque “decano” y asociarse con el máximo artillero del equipo. Dos de los goles que marcó Lotti fueron rebotes capturados tras remates de Carrera. Además, en el gol ante Central Córdoba (también de Lotti) inició la jugada que derivó en la asistencia de Javier Toledo.
Carrera no sólo también superó la cantidad de goles que tenía hasta el inicio de este torneo, sino que su nivel de juego es considerablemente mayor. Porque los números pueden llegar a explicar fácticamente lo que son estos dos jugadores para el equipo, pero hay otras situaciones que también suman y no necesariamente son captadas por las estadísticas.
La evolución de Carrera incluso podría tratarse como una resurrección. El volante había acordado con el club no renovar su contrato en junio del año pasado, en plena pandemia y suspensión de actividades. Por tres meses no fue “Decano”. Sin embargo, a fines de septiembre y comienzos de octubre, retomó las negociaciones y finalmente arregló su continuidad. Tardó igualmente en volver al equipo titular con Ricardo Zielinski y cuando jugó, sufrió una dura lesión. En noviembre, se lastimó el tendón de su bíceps femoral y estuvo más de un mes fuera de las canchas.
La llegada de Omar De Felippe y su recuperación lo dejaron en uno de los mejores momentos de su carrera. “En lo personal me siento muy contento. Trabajo para rendir de la mejor manera y por suerte me están saliendo las cosas”, dijo el jugador. Tanto él como Lotti, ganadores virtuales del premio a los más evolucionados, trabajan para el equipo. Y se nota.