Históricamente se ha dicho que, cuando se producen incremento de precios en los combustibles, automáticamente ese reajuste se traslada al resto de los valores de la economía. Sin embargo, Gabriel Bornoroni rompe con esa creencia popular y también con un argumento que los economistas suelen utilizar para explicar la evolución inflacionaria. El presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha) sostiene que, de acuerdo con los estudios realizados por expertos para esa entidad, “es marginal la incidencia de los aumentos en la canasta familiar”. ¿Cuál es el impacto real de esos incrementos?, le consultó LA GACETA. “Según el estudio que hicimos, por cada 10% de aumento en el combustible, los valores de los productos en las góndolas se actualizan un 0,04%. Esto quiere decir que los incrementos en las naftas no son directamente proporcionales a las subas en otros valores de la canasta. De la misma manera tendríamos que decir que una suba de los sueldos impacta en la inflación y, si aumenta ese indicador, también lo hacen los productos de la canasta básica”, contestó.
Bornoroni insistió con que esa ecuación clásica “es un mito”. Sin embargo, hay una tendencia histórica a pensar de esa manera, por la cuestión de los mayores costos del transporte de productos, se le indicó. En ese sentido, el titular de Cecha puntualizó que, con ese criterio, “también es un mito que el litro de combustible tenga que valer el equivalente a un dólar”. Acotó que, cuando suben los combustibles hay que tomar en cuenta una serie de factores interrelacionados que definen el precio final. Por caso, mencionó no sólo la evolución del tipo de cambio, sino también los precios internacionales del crudo y los cambios que se producen en los valores de los biocombustibles.“Por eso digo que no hay base científica para afirmar que cuando sube la nafta deba aumentar todo”, remarcó.
¿Cuánto debe ser el valor de la nafta para que se estabilice su precio en las pizarras?, se le preguntó. Según el dirigente empresarial, el precio estará dado en función de lo que sostienen las petroleras, con un punto de equilibrio para que puedan hacerse las inversiones necesarias para extraer más petróleo. “Hoy tenemos que actualizar un 15% el precio más otro 3% que se agrega y ese proceso de reajuste ya está en marcha con el 7% que se ha definido en estos días. O sea que estaría faltando otro 11%”, indicó. Eso se reajustará en los próximos tres meses. Respecto de las ventas, Bornoroni expresó que vienen recuperándose lentamente, luego de una estrepitosa caída del 90% en abril del año pasado por efecto de la pandemia del coronavirus. “Podemos decir que estamos 10% por debajo de lo que comparativamente correspondería en la comparación interanual y esperamos que, en la medida que se mantenga abierta la economía, haya más consumo de combustibles”, finalizó.