Atlético se levantó a su estilo ante Patronato
La primera victoria de Atlético en la Copa de la Liga Profesional llegó como tenía que llegar: a los tumbos, teniendo que remontar, con muchas fallas defensivas, con muchos aciertos ofensivos, con golazos y con otro en offside. Quizás no es la manera que Omar De Felippe soñó, pero realmente no se esperaba un partido relajado, tranquilo y sin tantos extremos como el que le ganó el “Decano” anoche a Patronato, por 4 a 2. Al menos no para el primer triunfo en el certamen.
El resultado, ya por sí solo, es un carnet de identificación del Atlético versión 2021 de la mano de su nuevo técnico: dos goles recibidos y el doble de convertidos. Aquellos que vienen observando este equipo durante esta temporada saben bien que no tiene problemas para marcar pero sí para defender. Sobre todo si la defensa tiene que ser aérea.
Por arriba llegó el primer gol del partido: un córner que el ex Atlético Dylan Gissi cabeceó de espaldas. Lo único alentador de la situación eran dos cosas: faltaban 75 minutos para el final y al menos era un inicio diferente al de sus encuentros previos en esta Copa. En todos había empezado ganando y nunca había terminado ganando.
El empate de Guillermo Acosta desnudó un error arbitral que pocas veces se da en el fútbol profesional. Más de un metro adelantado en una jugada rápida -es cierto-, pero que cualquier beneficio de la duda debía ser para Patronato. El error principal fue del segundo árbitro asistente Diego Martín y luego del juez principal Andrés Gariano, por convalidarlo.
Atlético, que poco tenía que ver en las fallas arbitrales, aprovechó el envión por más ilícito que fuera. Minutos después pasó al frente con otro gol de Augusto Lotti, el artillero del equipo.
Mientras, las fallas defensivas continuaban. Cristian Lucchetti desvió un cabezazo de forma increíble y en el segundo tiempo, apenas pudo ver cómo un remate de Martín Garay daba en el palo o cómo Guillermo Ortiz sacaba una pelota en la línea, todo en su arco.
Luego sí, como si el “Decano” hubiese sentido algo de culpa por el gol en offside, pasó a justificar la victoria con dos goles más que válidos: dos golazos. El primero fue una triangulación exquisita entre Javier Toledo y Oscar “Junior” Benítez, recién ingresado, que terminó en gol del ex Boca. El segundo fue una pintura de trazo lejano de un artista local y prometedor: Ramiro Ruiz Rodríguez. El juvenil expuso su obra en el arco que da a calle Chile y terminó cerrando el partido. O al menos asegurando la victoria.
Además, el equipo se había solidificado defensivamente. Guillermo Ortiz y Santiago Vergini parecían otros, muy distintos a los del primer tiempo. El entrenador buscó algo más de contención en el medio y puso a Franco Mussis en el entretiempo. Porque más allá de los errores atrás, el medio no podía frenar a casi nadie de los que intentaba pasar al ataque en Patronato. Cristian Erbes se llevó mejor con Mussis que con Nicolás Aguirre, al menos en este partido.
Sobre el final, el gol de Gabriel Guidiño le transformó la cara a De Felippe. No pareció disgusto, pero sí sorpresa. No debería sorprender tanto porque definitiva es el Atlético de hoy en día. El que ataca bien, defiende mal pero también el que finalmente ganó en el torneo local. Y si le sumamos el 3-0 de la Copa Argentina, el que ganó dos al hilo.