Boca pudo empatar con una mano “amiga” de la física

Boca pudo empatar con una mano “amiga” de la física

El "Xeneize" contó con chances claras para liquidar a River.

Pudo ganar el partido. Pudo perderlo. Y terminó empatándolo 1-1. Se diría que, incluso, Boca llegó a este último resultado sólo por una insólita situación, que la física podrá explicar mejor: se jugaban 43’, pelota disputada entre varios jugadores que sale despedida con un efecto extraño, Esteban Andrada que no la puede tomar, destino de gol irremediable y entonces, lo inesperado. El balón se aleja de la línea de meta, el arquero que se recupera y la retiene con los pies, ante la atropellada de Bruno Zuculini. Una acción para verla una y otra vez, en cualquier plataforma digital.

Así de cambiante fue el juego en La Bombonera. Así de tenso fue el desarrollo en varios pasajes del partido. ¿Si estuvo bien el empate? Sí. Porque así como River se perdió ese gol de gritos ahogados cuando la pelota que hizo la parábola iba al fondo del arco, así también Carlos Tevez se perdió el 1-0 a los 35’ del primer tiempo, cuando solo ante Franco Armani, definió mal, apurado, algo raro en él.

Sin Edwin Cardona, lesionado. el DT Miguel Ángel Russo debió proponer un sistema de juego asociado. Frank Fabra y Sebastián Villa buscaron armar un vínculo. Gonzalo Maroni y Tevez también. El plan era que, con la pelota al pie, se lo buscara a “Carlitos”.

Pero poco de eso prosperó. Más bien, Boca empezó a sentirse cómodo en una postura: no apretar la salida del rival, esperarlo para ver qué proponía. No estaba cómodo al principio, pero de a poco fue encontrando esa comodidad. Antes, sufrió un poco por errores en el fondo, que le posibilitaron a River un cierto dominio, siempre apagado porque no pudo dejar a algún jugador con chances claras ante Andrada. Salvo la del minuto 19, cuando Lisandro López salvó con su pie un remate, en acrobática acción, luego de una mala salida de Andrada.

Dedicado a esperar, a dejar hacer, Boca se replegó y jugó cerca de su área, con el rival arrinconándolo cada vez más. La ausencia de Cardona, bandera de la vocación ofensiva, se hacía sentir. Desconectados Villa y Tevez, era poco lo que el “Xeneize” propuso hasta los 30’. Pero en los siguientes 15’, las cosas cambiaron.

A los 32’, pase filtrado que le quedó largo a “Carlitos” y pelota del arquero; a los 35’, la ya citada jugada que marró Tevez, luego de una gran conexión entre Maroni y Fabra; a los 39, salida de Carlos Zambrano, taco del “Apache”, Nicolás Capaldo que se escapa, le hacen falta y es penal, que Villa cambia por gol; a los 43’, Tevez le da un pase a Cristian Medina, que remata franco, pero desviado.

Luego del descanso y con el 1-0 a favor, Boca fue por más. Aprovechó que River no estaba tomando bien las marcas y se veía disperso. A los 3’ hubo una contra tremenda que Maroni desperdició. Villa se perdió el segundo a los 14; Maroni también a los 16’.

Cuando más sólido se veía Boca en la contra, y River estaba más expuesto, llegó el gol “millonario”, a los 21, con el cabezado de Agustín Palavecino. Al rato, más complicaciones por la expulsión de Zambrano por doble amarilla.

Pareció que a Boca se le terminó la pólvora y River se percató de ello. El local empezó a desacomodarse, y la visita merodeó el área. Andrada le ahogó el grito de gol a Fabrizio Angileri a los 29’. Y cuando parecía que se venía la noche para el equipo de Russo, a los 33’ se fue expulsado Milton Casco. Los dos con diez y otra vez paridad.

Lo dicho. Boca pudo ganar, también perder y terminó empatando. Con una mano “amiga” de la física.

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