Bajás una escalera en forma de “L” sin saber qué hay al final. Sentís olor a humedad y que la temperatura desciende levemente al avanzar. No hay luz. Tampoco barandas. Los escalones están mojados. A la izquierda tenés vestigios de rejas herrumbradas y chatarra metálica. A la derecha, una pared húmeda y mugrienta con caños rotos. Si no afinás la vista, podés chocar contra la tapa de una caja de luz. Si levantás la mirada, podés ver, con dificultad, un cartel torcido que advierte: “prohibida la entrada”.
Así se ingresa a uno de los lugares más vedados y recónditos de la ciudad: el subsuelo del Mercado del Norte. Un sitio que se volvió un misterio para los tucumanos. Nadie sabe a ciencia cierta qué hay debajo del centro comercial por donde circulaban (hasta que fue clausurado el viernes pasado por riesgo de derrumbe) alrededor de 15.000 personas por día.
El sótano reviste la condición de inaccesible desde la década del 80, estimaron fuentes cercanas a la administración municipal. La última vez que un equipo de LA GACETA pudo ingresar fue hace más de 10 años. En ese entonces encontraron el subterráneo inundado con agua podrida, en la que flotaban ratas.
El paisaje no ha cambiado desde entonces. Un equipo periodístico de LA GACETA Play pudo ingresar ayer, mientras algunos puesteros del Mercado retiraban sus pertenencias en el marco del plan de evacuación que dispuso la Municipalidad de San Miguel de Tucumán.
Se pudo ver hasta donde la humedad lo permitió: tras bajar veinte escalones desde el pasillo central del edificio no se pudo seguir caminando. El agua, en la que flotan bolsas plásticas y basura, cubre lo que alguna vez fueron las cámaras frigoríficas de la construcción inaugurada en diciembre de 1939.
“La planta del subsuelo permitió almacenar la mercancía en cámaras frigoríficas, las cuales se encontraron organizadas por rubro. En el caso de la carne, era trasladada por el montacargas y, desde allí, se la distribuía a los puestos mediante un monorriel. Como sector exclusivo de servicios, allí se ubicaron varias maquinarias que hicieron posible el funcionamiento del mercado, como la usina eléctrica, la fábrica de hielo y la balanza aérea”, detalla el estudio “Mercado del Norte de Tucumán. Su historia en el presente (1939-2017)”. El trabajo fue elaborado por las investigadoras Florencia Murillo Dasso, María Laura Cuezzo y Ana Isabel Lozano, del Instituto de Historia y Patrimonio, que pertenece a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT.
El origen
El agua estancada se filtraría desde las napas freáticas, explicaron técnicos del Ejecutivo municipal. Insistieron en que el subsuelo resulta desde hace años un lugar de difícil acceso incluso para ellos.
La superficie representaría el 17% (1.200 m2) de la planta baja del centro comercial (6.900 m2). En el plan de remodelación del edificio en el que trabajan funcionarios de la Municipalidad, la idea sería cerrarlo.
Hace 80 años, cuando el Mercado fue inaugurado, llegó a ser uno de los mejores de Sudamérica, por sus cámaras frigoríficas y por otros adelantos tecnológicos y arquitectónicos que expresaban un gran avance y modernización de la infraestructura de la ciudad. Tras 40 años de promesas y anuncios de revalorización, hoy el subsuelo continúa siendo un lugar tan vedado como anegado.