Pasaron dos semanas del esperado regreso a las clases presenciales y todavía hay miles de chicos que no han podido retornar a las aulas. El motivo: las escuelas en las que están inscriptos no se encuentran en condiciones de recibirlos, por deficiencias edilicias, por demoras en la provisión de elementos de higiene sanitaria o por falta de personal auxiliar que ponga en condiciones las instalaciones. La pregunta que se hacen muchos padres y docentes es por qué no se realizó un plan integral de mantenimiento de los establecimientos, teniendo en cuenta, además, que durante un año entero estuvieron cerrados.
Oficialmente no se dieron detalles sobre cuál es la cantidad de establecimientos que aún mantienen solo la educación a distancia. En un recorrido por la capital, LA GACETA encontró más de 10 escuelas que solo dictan clases virtuales, entre ellas el Colegio Nacional y las escuelas Congreso, Ciudadela y Scalabrini Ortíz. En Concepción, la Escuela de Comercio República de Panamá tampoco pudo retornar a la presencialidad.
Desde que comenzó a analizarse la posible vuelta a las aulas, docentes y padres de toda la provincia hicieron numerosos reclamos formales y por las redes sociales acerca del mal estado en el que se encuentran muchos edificios escolares. Algunas de estas situaciones, como por ejemplo la falta de agua o de baños en condiciones, son más que una emergencia en el contexto de pandemia por el que atravesamos.
En enero, cuando el ministro de Educación de la Nación visitó la provincia, se anunció que iban a invertir $ 2.600 millones para encarar obras en escuelas tucumanas y que de esa manera se garantizaba la vuelta a clases el 1 de marzo. Pero hay establecimientos que siguen esperando las tareas de refacción. En otros, esas intervenciones se encararon demasiado tarde y como aún se encuentran con obreros trabajando, no pueden recibir alumnos.
Además de las tareas de mantenimiento y reparación, que se pueden calificar de urgentes, también existe un reclamo porque falta personal auxiliar. Hay instituciones que no tienen clases presenciales por esta causa y otras en las que los propios padres de alumnos van a limpiar y desinfectar las aulas para que sus hijos puedan asistir a clases.
En febrero, supervisores presentaron un petitorio ante el Ministerio de Educación donde advertían que los locales escolares no habían sido mantenidos en 2020 y que un gran porcentaje de las escuelas presentaba problemas estructurales preexistentes, vandalismo reiterado, falta de agua, sanitarios en malas condiciones, techos y paredes destruídos.
Según los docentes, no es una novedad que haya escuelas deterioradas. Muchas de ellas funcionaban cada año con iguales dificultades. Indudablemente este 2021 exigía preparar los establecimientos en tiempo y forma. Así lo hicieron la mayoría de los colegios privados.
Si ya durante la cuarentena de 2020 se marcaron demasiado las desigualdades en el ámbito escolar, este inicio del ciclo lectivo no hizo la diferencia: muchos de esos alumnos que casi no pudieron acceder a las clases virtuales porque no contaban con medios tecnológicos son los que hoy tampoco pueden volver a ocupar sus pupitres, con todas las desventajas que esto implica. Es una situación que no puede seguir esperando y que exige a las autoridades hacer los máximos esfuerzos para poner en funcionamiento las escuelas y que no se siga profundizando la brecha educativa.