Un registro documental de la cultura coya

Un registro documental de la cultura coya

“Cerro Quemado” reúne la historia de tres generaciones de salteñas.

EN SALTA. El director Juan Ruiz y las protagonistas de “Cerro Quemado”. EN SALTA. El director Juan Ruiz y las protagonistas de “Cerro Quemado”.
06 Marzo 2021

Tres generaciones de mujeres coyas comparten la misma concepción del mundo, pero tienen experiencias vivenciales muy distintas. “Cerro quemado” explora esa identidad desde la mirada del director, Juan Pablo Ruiz, quien acompaña a la folclorista Micaela Chauque y a su madre Cornelia Yurquina en el viaje de regreso al paraje salteño que le da nombre a este documental para reencontrarse con la abuela, Felipa Zerpa.

El filme podrá verse hoy a las 22 en Cine.ar Play y hasta el viernes está disponible gratis en la plataforma Cine.ar. “Ellas son tres mujeres hermosas y valientes y cada una, a su manera, me enseñó algo valioso. Micaela me enseñó mucho... Ella tuvo la amabilidad de compartir conmigo su mundo y la generosidad de dejarme entrar en el. Su madre me impresionó por su simpleza y su sensibilidad, y su abuela me enseñó que otro mundo más bello y más justo existía antes de que llegara el ingenio a la región de Finca Santiago”, sostiene Ruiz, en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cómo conociste esta historia?

- Llegué precisamente gracias al relato de Micaela. Yo viajaba una vez por año a Jujuy, fascinado por la quebrada de Humahuaca y en uno de esos recorridos la conocí y nos hicimos amigos. Varios años después, almorzando en mi casa en Buenos Aires, me narró un sueño recurrente que venía teniendo tanto con la casa donde nació como con su abuela. Ese sueño fue el disparador inicial que luego decantó en esta producción.

- Llegás a esta película desde una experiencia muy distinta como la de haber contado la vida de Jorge Masetti (“La palabra empeñada”), quien desapareció en Salta cuando lideraba un grupo guerrillero en los 60. ¿Por qué ese salto de dos registros que, en principio, se presumen como muy distintos?

- Como autor me interesa poner el foco tanto en personajes como Masetti, que dio la vida buscando una sociedad más justa, como en Felipa, a quien la injusticia de la sociedad le desintegró el clan familiar. Hay algo en la historia de esta anciana, de su hija y de su nieta que me conmueve y me moviliza. Masetti fue un hombre valiente e íntegro que luchó en forma desigual contra un sistema que se aprovechó de personas vulnerables como esta mujer.

- ¿Qué te generó abordar la cultura coya?

- He puesto todo mi esfuerzo y energía en construir esta pequeña pieza de 64 minutos, en los que me enfoco en un trío de mujeres coyas de un mismo linaje ancestral, porque considero justo y necesario intentar rescatar parte de la cultura de los pueblos originarios del norte argentino. Es una civilización rica en conocimientos y dueña de una propia cosmovisión, que inexorablemente marcha hacia su expiración.

- ¿Cuál es el aporte de que hace el cine documental en este tiempo?

- El documental es muy valioso porque cuenta la verdad. No tiene miedo. Y debe tener un lugar importante dentro de la cultura de un país. En el nuestro, por suerte existen muchos documentalistas talentosos que indagan en la realidad de forma poética y realizan un valioso aporte. Yo considero que ese es el camino correcto. El documental debe reflejar un acontecimiento político o social, pero con sentido artístico. Es decir, a través de una mirada de autor, personal, subjetiva y poética.

- El documentalismo fue maltratado en el último tramo de la gestión anterior del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, ¿cómo lo estás viendo ahora, hay ilusiones de recuperación pese a la pandemia?

- Las ilusiones están y ojalá que este sea un nuevo período para el cine nacional. Pero para ello será necesario que las autoridades pertinentes entiendan lo importante que es la cultura dentro de una sociedad y que le den el lugar y el valor que el cine documental se merece.

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