Por Sebastián Rosso
02 Marzo 2021
Nació en Tucumán en 1802. Su valentía la hizo célebre. En 1821 contrajo matrimonio con Domingo García quien, por sus férreas posiciones unitarias, tuvo que marchar al exilio dejando abandonada a su esposa e hijos. Cuenta la tradición que se enfrentó a primero a Facundo Quiroga y luego a Manuel Oribe.
El segundo caso, el más conocido, ocurrió en medio de la feroz represión que había dispuesto el comandante federal en la ciudad, luego de la batalla de Famaillá. Para escarmiento general, Oribe ordenó la exhibición pública de la cabeza de Marco Avellaneda, líder político de la Liga unitaria que había enfrentado a Rosas. El tenebroso trofeo resultaba una insoportable muestra de crueldad tanto como una humillación al vecindario. Una noche, Fortunata llevó a cabo la acción más temeraria cuando ofreció una fiesta para sus enemigos. Su casa quedaba frente a la plaza.
En medio de la noche y con toda la atención puesta en la celebración cruzó furtivamente la calle y retiró la cabeza de la plaza. Desde entonces, muchas versiones circularon sobre cómo lo hizo y dónde fue a parar el cráneo. La justicia y el acto de piedad quedaban consumados. Cargaba entonces con casi cuarenta años. Falleció en 1860.
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