Como era de esperarse, no sólo debido a la importancia del tema, sino incluso a una cuestión cronológica, el presidente, Alberto Fernández, inició su discurso de apertura del 139° período de sesiones ordinarias del Congreso nacional con referencias a la pandemia del coronavirus, estallada en diciembre de 2019, que motivó medidas sanitarias por parte del Gobierno durante todo el año pasado, y lo que va del corriente.
Expuso la situación; habló de las acciones políticas ejecutadas por los Gobiernos central y de cada provincia, y cuestionó los banderazos de protesta motivados por la ciudadanía -mediante las redes sociales-, que contaron en todos los casos con el apoyo de la oposición; en especial, de dirigentes de Juntos por el Cambio.
Además de enumerar medidas sanitarias, destacó que también se trabajó por la economía. "Los mismos sectores que pretendieron desmoralizar al ciudadano hablaron de ausencia de un plan económico. Pero junto con el cúmulo de medidas sanitarias fuimos capaces de impulsar medidas económica: congelamiento de precios; creación del Ingreso Familiar de Emergencia -tres pagos de $ 10.000 a más de 9 millones de personas; suspendimos los cortes de servicios públicos por falta pago; prohibimos despidos sin causas; creamos en programa de Asistencia a la Producción y al Trabajo (ATP); dimos préstamos subsidiados y redujimos o postergamos las cargas patronalesreduccion o postergacion -el 99,5% de las empresas asistidas eran PYME-, y reforzamos la tarjeta Alimentar", mencionó, entre varias otras medidas.
Señaló luego que el problema sanitario global todavía no finalizó. Hizo mención a las segundas y terceras olas por las cuales atraviesan algunos países, y a las mutaciones del coronavirus que se detectaron. "El problema no está resuelto, nos hemos cuidado y debemos seguir cuidándonos", dijo.
Habló, seguidamente, del tema vacunas. Dedicó varios párrafos; en los cuales no faltó la admisión de la vacunación irregular que se aplicó a dirigentes amigos en los despachos del Ministerio de Salud de la Nación, que costaron el cargo el ex ministro Ginés González García.
"Nada es sencillo con escasez de insumos criticos. El Gobierno dialoga con países que fabrican vacunas. La Argentina y México producen las dosis de AstraZeneca para el continente americano. Desde fines de diciembre estamos recibiendo la vacuna Sputnik V; en febrero, llegaron dosis de AstraZeneca, y en los últimos días, un millón de dosis de la vacuna de China. Conocemos muy bien dificultades mundo, por la escasez y el egoísmo: hoy, un 10% de países acapara el 90% de las vacunas existentes", dijo.
"Hemos iniciado el mayor operativo de vacunación en la historia argentina. En este plan hay prioridades muy claras. Las reglas son para cumplirlas. Si se cometen errores es voluntad de este presidente reconocerlos y corregirlos de inmediato. Cuando se dijo que las reglas habían sido transgredidas, aun cuando en lo personal me causaron mucho dolor tomé las decisiones que correspondían", dijo, en referencia al pedido de renuncia al ahora ex ministro.
Seguidamente salpimentó su discurso, cuando aludió a las gestiones con los organismos de crédito internacionales. "Con firmeza hemos logrado la renegociación de la tóxica deuda privada. Este logro permitió que la Argentina se vea favorecida con un ahorro de U$S 34.800 millones entre 2020 y 2030", precisó.
Luego, enumeró la situación de la deuda que aún resta por renegociar. "El problema no ha concluido. Debemos resolver el préstamo del FMI del U$S 44.000 millones, que sólo sirvieron para permitir la salida de capitales especulativos, con absoluta anuencia de las autoridades de entonces. Ese monto debe ser pagado en cuatro años. En 2022, U$S 18.092 millones; el siguiente, U$S 19.086 millones, y en 2024 pago se cancela, con U$S 4.900 millones", precisó el mandatario.
Seguidamente, apuntó los dardos más agudos contra la administración de Mauricio Macri. "Sabemos que ese crédito se otorgó para favorer la reelección de Macri. Que sólo haya producido la más absoluta fuga de divisas, y que haya sido resuelto entre gallos y medianoche no puede ser visto de otro modo distinto a una administración fraudulenta y malversación de caudales públicos como nunca antes habiamos registrado. Nuestro país ya conoce lo que es estar endeudado; conoce lo que nos costó ser parte del 'primer mundo', conoce el blindaje y el megacanje. En todos los casos se repiten los mismos actores, los mismos privilegiados, las mismas víctimas -argentinos expulsados a la marginalidad y a la miseria-. Es necesario que endeudarnos no sea gratis; que dejen de circular impunes aquellos que generan esas deudas. He instruido que se inicen querellas a las autoridades partícipes de la mayor administración fraudulenta y malversación de caudales que nuestra memoria recuerda", aseveró.
Y en ese sentido, añadió: "sería importante que los responsables reconozcan sus errores, y al menos tengan sobriedad al momento de pontificar sobre medidas económicas".
Durante todo ese lapso, los parlamentarios del Frente de Todos y el público invitado adepto al kirchnerismo no dejó de aplaudir y de vitorear las palabras del Presidente, pronunciadas a viva voz, a modo de arenga.
Sin mencionarlo, recordó la cancelación de parte de la deuda, por parte de la gestión del ex presidente Néstor Kirchner. "Hemos sido nosotros los que desendeudamos a nuestra patria; no elegimos camino de incumplir. Seguiremos con firmeza las negociacioens con el FMI; pero no queremos apresurarnos. En todo caso, nuestro Gobierno tiene el apuro de poner en pie la producción y el trabajo, para que millones de familias puedan salir del pozo de pobreza. No habrá ajuste que recaiga sobre las espaldas de nuestro pueblo", dijo.
Luego del momento más caliente del discurso, mutó a un tono descendente, con el cual hizo anuncios de obras, de beneficios al comercio exterior, de educación y de reducción del impuesto a las Ganancias para los trabajadores, entre otros.