Las “Amazonas” de San Isidro están de regreso

Que surja un nuevo equipo femenino de rugby siempre es un motivo de celebración, sobre todo teniendo en cuenta que el fenómeno de las chicas rugbistas, sin ser precisamente una novedad, sigue siendo relativamente nuevo y continúa en proceso de expansión. Sin embargo, si se trata del resurgimiento de un equipo que había desaparecido -más tratándose del segundo más antiguo de los que hay en Tucumán- la alegría es todavía mayor. Luego de un paréntesis de tres años, las “Amazonas” de San Isidro de Lules decidieron volver a la carga y recuperar el lugar que habían ganado en su tiempo, cuando llegaron a participar del Nacional de Clubes junto a los mejores equipos del país.

“La idea de volver surgió a fines del año pasado. Las que fuimos del primer grupo somos todas amigas. Como tenemos una relación muy cercana, nos empezamos a juntar y un día salió la intención de volver al rugby”, cuenta Ana Castillo.

Hasta hace apenas una década, el número de jugadoras en el país era tan reducido que el principal problema para los pocos equipos femeninos que había era encontrar con quién jugar. En Tucumán le pasó a las “Huarmis”, entre mediados de los 90 y principios de los 2000, y le ocurrió también a sus sucesoras, las “Huarminales”, surgidas en 2009. La soledad de las chicas de Cardenales se terminó a fines de 2010, cuando aparecieron las “Amazonas”. Las chicas de Lules tuvieron su pico en 2013, cuando jugaron el torneo de clubes más importante del país, y fueron perdiendo fuerza hasta separarse en 2017.

Los motivos fueron varios. “En su momento todo se fue desgastando de alguna manera. Siempre fuimos un grupo bastante corto. En un momento llegamos a ser apenas siete chicas, y así y todo nos presentamos en torneos regionales. Inclusive en el Nacional de Clubes que jugamos, Cardenales nos prestó jugadoras porque no teníamos suplentes. A eso hay que sumarle que algunas de las chicas tuvieron familia o otras se enfocaron en terminar sus estudios para ser profesionales. Al tener esas responsabilidades, cada día se hizo más difícil. Por eso en 2017 nos separamos. Algunas siguieron jugando en otros clubes y otras simplemente dejaron el rugby, pero la amistad siguió siempre”, cuenta Ana.

Esa amistad, la misma que dio origen al equipo en su época, fue la chispa entre las cenizas que reavivó el fuego hace poco más de dos meses. En este lapso, fueron sumando voluntades a la causa, algunas de las primeras camadas y otras de los años más recientes. María Heredia, por caso, es de las que se sumó en 2012 y que tras la separación se marchó a jugar en Liceo, de San Pablo, el otro equipo femenino de Lules. Ahora que vuelven las “Amazonas”, está lista para volver a vestir esa camiseta. “Con la convocatoria se sumaron 10 chicas nuevas. Tenemos un lindo número y eso nos motiva. No es fácil sumar gente porque hay muchas que todavía lo ven como un deporte en el que se van a golpear mucho”, cuenta María.

Actualmente, las chicas de San Isidro están entrenándose en el club los lunes y jueves a las 21, y los sábados a las 18.30. “Una de las chicas fue mamá hace dos meses y ya está haciendo la pretemporada”, cuenta Ana, resumiendo en una frase el espíritu de las “Amazonas”.