Las actuaciones en lo que respecta a las muertes del banquero Jorge Brito y de su piloto, Santiago Beauden -ocurridas el 20 de noviembre del año pasado, cuando cayó el helicóptero en el que viajaban- fueron desestimadas por los fiscales encargados de la investigación, Ana Inés Salinas Odorisio y por Gustavo Torres Rubelt, debido a que no se constituyó delit alguno y a que no existió la participación de terceros.
Fuentes del Ministerio Público de Salta contaron que tras un pormenorizado análisis de las constancias incorporadas a la investigación, los fiscales desestimaron las actuaciones y remitieron en forma definitiva las 64 fojas del expediente a la oficina central de Causas Archivadas.
De los elementos agregados se advirtió que el siniestro aéreo -ocurrido aproximadamente a las 18.50 de aquel día y sobre el cauce hidrográfico del río Juramento, en el denominado cañón del Juramento, a siete kilómetros del embalse Cabra Corral (Salta)- fue casual.
Según las pericias, los informes y las pruebas aportados, entre las que se incluyó el informe Preliminar de Seguridad Operacional y Sucesos de la Junta de Seguridad en el Transporte (JST) del Ministerio de Transporte de la Nación, el siniestro se habría ocasionado por el actuar imprudente de los propios damnificados.
Los voceros detallaron que, esa tarde, Brito piloteaba el helicóptero Eurocopter Écureuil matrícula LV-FQN, desde el Helipuerto Finca las Costas, en la residencia oficial del gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, en la ciduad de Salta, con quien estuvo reunido durante el almuerzo, hacia la finca que poseía en la localidad de Joaquín V. González.
El banquero llevaba como acompañante a Beauden, quien oficiaba como piloto de seguridad, en vuelo visual y con una trayectoria de suroeste a noreste, con una altura aproximada de entre 100 y 110 metros.
En esas circunstancias, el corta cable de la aeronave impactó con una línea de señalización con bochones, de un sistema similar a una tirolesa llamado canopy, y la cortó.
Luego, el helicóptero arrastró la segunda línea del canopy, cortándola en la zona de amarre.
Según las fuentes, el impacto en los cables habría sometido a la aeronave a esfuerzos y cargas excesivas, lo que provocó que una de las palas del rotor principal seccionara el botalón de cola.
A raíz de ello, la aeronave perdió el control y se precipitó sobre el cauce del río, en una zona de baja profundidad, y las muertes de Brito y Beauden se produjeron por traumatismo encéfalocraneano y politraumatismo grave por accidente aéreo.