“Le pegué una trompada al profesor y me echaron de la facultad. Hasta el día de hoy me arrepiento por no haber cursado en otra parte mi último año. Fue una boludez (sic) que hoy me duele mucho”, contó Javier Skibski. El recuerdo sirve para explicar en gran medida por qué el chaqueño sigue vigente a los 48 años en la alta competencia.
El viernes, “Viejo”, como lo bautizaron en su paso por Estudiantes, debutará con Talleres de Tafí Viejo en el Torneo Federal. El día de la trompada es indicativo del modo de vivir de Skibski. La filosofía del chaqueño está basada en los impulsos y la pasión, pero también tiene el equilibrio justo de florearse con sus títulos y reconocer los errores cometidos. “Cursaba el tercer año del profesorado de Educación Física en la Universidad de Chaco mientras jugaba. Había terminado tercer año, pero debía gimnasia de primero y me lesioné ese día haciendo los ejercicios finales con el profesor. Era muy alto ya en esos tiempos y no podía hacer lo que me pedía”, dio más detalles de la anécdota que desató su bronca.
Ahora, a pocos días de iniciarse el Torneo Federal, vuelve a “Los Leones” taficeños para dotarlos de esa pasión con la que vive. Skibski viene de ganar dos torneos locales, conseguir el ascenso a la Liga C y ser líder de Conferencia hasta que se declaró la pandemia, todo con Estudiantes. “Me siento perfectamente a mis 48 años. Hace casi un año que no jugaba. Pero siempre estoy haciendo actividad física. Jugar al básquet es un trabajo para mí; soy un profesional porque vivo de esto. Y, a mi edad, mi desafío es romper récords y demostrarle a mis hijos que se puede”, explicó el papá de Micaela, Josefina, que juegan al hockey, e Ignacio. “Micaela fue becada para jugar y estudiar en la Universidad de Brooklyn. Josefina tiene 16 años, vive conmigo y es ‘La Messi’ de la familia; juega en Lawn Tennis. Ignacio, de 18, vive con su madre, pero no hay forma que haga ningún deporte”, detalló entre risas el pivot. Aunque el roce con los 50 años suene a mucho para ser deportista, “Viejo” siente que tiene más por enseñarle a sus hijos. “Lo que me convenció de ir a Talleres son las ganas que sentí de seguir demostrando que puedo jugar. Quedé muy dolido por no ser tenido en cuenta en Estudiantes. Estamos muy bien para el torneo y vamos a ser protagonistas buscando estar entre los cuatro primeros”, explicó la meta del equipo. “Somos un conjunto con juventud y experiencia. Si los chicos asumen la responsabilidad de competir y escuchar a los de experiencia, el equipo será interesante porque ellos juegan muy bien”, describió Skibski.
“Jerónimo Solórzano y Álvaro Rodríguez, por ejemplo, cuando jugué por primera vez en Talleres, eran de la categoría Cadetes. Y ahora lo que crecieron... es sorprendente ver cómo pasa el tiempo”, reconoció.
El chaqueño tiene otras cualidades, no sólo pelear cada pelota en el juego interno con eficiencia. “La cocina es lo mío”, sentenció. “Mi casa es el lugar favorito, es mi mundo. Mi especialidad es el asado en todas sus versiones. Y si tendría una profesión, sería en el campo”, respondió el jugador a la propuesta de explorar su vida más allá del basquetbolista que seguirá perfeccionando en el Torneo Federal.