Tras el golpe militar que dejó encarcelados a los gobernantes legitimos en Myanmar (Asia), encabezados por el presidente Htin Kyaw, y la histórica política Aung San Suu Kyi, y dejando al polémico general Min Aung Hlaing a cargo, las enorme cantidad de protestas preocupan a la junta militar.
El Gobierno de facto instó a los funcionarios públicos a volver a su trabajo, y planteó la posibilidad de que aquellos que no lo hagan reciban represalias.
El movimiento de desobediencia civil para protestar contra el golpe de Estado sucedido el 1 de febrero incialmente fue conformado por doctores, aunque al día de hoy muchos sectores laborales se han unido en pos de la democracia.
Por ahora, las tensiones aumentan día a día y la comunidad internacional no parece hacer más que condenar a través de declaraciones los actos del Tatmadaw (ejército myanmarés).