El Museo Ferroviario empieza a moverse con el sueño de recrear las memorias de los talleres

La memoria pestañea aún sobre rieles. Se posa en el sueño de los tarcos. Mira desde esa chimenea trunca de casi 70 metros. Evoca el bullicio de las máquinas a vapor. Unas zorras que agitan la urgencia en las vías. Se trepa a los vagones. Despierta a varios de los fantasmas que alborotan los desvelos de los Talleres Ferroviarios que durante siete décadas han sido el motor económico de Tafí Viejo. Desde 2005, dos de las 22 hectáreas del predio industrial que están en funcionamiento, cuenta con un Museo Ferroviario que ha sufrido algunos parates y ahora ha recibido una bocanada de oxígeno. El Fondo Ibermuseos para el Patrimonio Museológico 2020 concedió cinco subsidios en toda América del Sur, y uno de los beneficiados es el Museo Ferroviario de Tafí Viejo, el único de la Argentina.

“Creo que, a diferencia de El Cabildo o la Casa Histórica, este museo es comunitario con un valioso patrimonio que está en peligro. Además, es museo, archivo y biblioteca, y, cuando este proyecto esté funcionando, va a ser las tres cosas. En el archivo estará la historia de los más de 100 años de los Talleres. La Municipalidad de Tafí Viejo y el Conicet se incorporarán a la nueva estructura del museo. Hay un consejo de administración integrado por la Asociación de Amigos del Museo, que son básicamente trabajadores, un representante de la Municipalidad y yo, que estoy por el Conicet”, explica el doctor Daniel Campi, director del Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES) y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán.

Ibermuseos es una organización conformada por Portugal, España y Latinoamérica. El investigador sostiene que uno de los objetivos es transformar este museo en el más importante de la Argentina. “Hay museos que no tienen la posibilidad de expandirse: nosotros tenemos todo esto, son 22 hectáreas y las que están en producción son sólo dos”, dijo.

En esta primera etapa, el equipo de trabajo se halla estabilizando el material de archivo: papeles, fotografías y una colección de más de 3.000 placas de vidrio. “Esto ha estado abandonado durante mucho tiempo. Pese a que los integrantes de la Asociación hacían guardias, se han robado muchas cosas. Estamos recuperando planos en papel y también documentos de muy distinto tipo. Tenemos gracias al Fondo Ibermuseos contratadas a la fotógrafa Ivana Giménez Alonso, la museóloga Ana Oliva y a Claudia Pantoja. Se van a catalogar las fotos y a digitalizar: hay un montón de papelería en muy mal estado, con caca de palomas, de roedores, humedad y, además, desordenada por la acción humana. Hay gente que ha metido mano para llevarse recuerdos”, explicó el investigador.

-¿El rescate de este patrimonio está vinculado con otras acciones?

-Hay que poner en valor, recuperar la memoria del patrimonio no tangible o inmaterial, y articular esto con un proyecto de país industrial en el cual los ferrocarriles tienen que ser una pieza esencial para la economía del Noroeste que necesita vías de comunicación, y de transporte económicas para poder competir con la producción del área central que tiene los puertos cerealeros en Rosario, Buenos Aires y Bahía Blanca. La idea no es solamente recordar tiempos pasados, sino apuntar a un proyecto de país en el que el ferrocarril cobre la relevancia que tiene en los países centrales de un desarrollo más avanzado. Este museo posee un potencial que no tiene el Museo Nacional Ferroviario que está muy bien armado, pero en un espacio pequeñísimo, no puede expandirse. El de Tafí Viejo es para hacer un museo a cielo abierto, va a tener su sala, su biblioteca, tiene la posibilidad de funcionar como un centro cultural. Estamos apostando a algo que tiene que ver con un modelo de país, pero también con un centro dinamizador de la vida social y cultural de Tafí Viejo y del Gran Tucumán.