En los instantes previos al desalojo de la sala por los gritos proferidos en su contra, el juez Enrique Pedicone dijo a los jurados que deben resolver si conserva o pierde su vocalía en Tribunales que él estaba convencido de que había hecho lo correcto. “Cuando un magistrado tiene miedo, la sociedad no puede dormir tranquila”, afirmó ayer citando al procesalista uruguayo Eduardo Couture. Y meditó: “los romanos hablaban de la dignidad de merecer. Yo siento que he sido digno de merecer el cargo de magistrado”.
Ante los integrantes del Jurado de Enjuiciamiento (el vocal Daniel Posse; los legisladores oficialistas Javier Morof, Dante Loza y Alberto Herrera; la legisladora Sara Alperovich -Hacemos Tucumán-; el legislador alfarista Walter Berarducci; el abogado Javier Critto y el fiscal de Estado, Federico Nazur), Pedicone afirmó que no se arrepentía de haber denunciado al vocal Daniel Leiva (el 1 de septiembre) aunque estaba visto que eso lo había colocado a él en el precipicio.
“Hay gente que no entiende que alguien se arriesgue a perder la posición privilegiada que tienen los jueces. Pero a mí me gusta pensar que Cartago ganó una batalla a Roma, pero luego perdió la guerra. Y en el momento en el que se avecinaba su aniquilación, un general romano dijo que peleaba por las cenizas de sus ancestros y por el templo de los valores. Es lo que piensa este juez independiente e imparcial”, relató.
En la audiencia de los alegatos, el juez también trajo a colación una máxima de los ingleses: “dadme de comer una costra de pan, pero dadme la libertad”. “Estos son los motivos por los que he actuado como actué. Soy quien soy. Si tengo miedo, no puedo iluminar la verdad. Ustedes ahora son jueces: quiero decirles que el presente es el constructor del futuro para todos los que estamos aquí”, reflexionó. Y agradeció a los cuatro obispos católicos (Carlos Sánchez, Melitón Chávez, Luis Villalba y José María Rossi) por su pronunciamiento en favor de la independencia judicial; a la prensa; a los estudiantes, y a los abogados que lo acompañaban y a los que estaban litigando por él en la Organización de las Naciones Unidas.