10 Febrero 2021
VICTORIOSO. Nahuel, llegando a la meta antes que nadie, en una de los tantos triunfos que logró en el ciclismo en distintos escenarios de la Argentina.
Hasta los nueve años, se calzaba la camiseta N°10 y asomaba como un crack del fútbol en su Juan Bautista Alberdi natal. A los 10 apareció la bicicleta en su vida. Hoy, a los 17, Sergio Nahuel Figueroa tiene un interesante camino hecho en el ciclismo. Y lo quiere hacer más largo, participando el domingo 28 de este mes del Argentino Juvenil - experiencia que compartirá con Martín Castillo y Thiago Olarte-. Le está faltando apoyo, pero... Parte de las nuevas generaciones al fin, buscó la manera de pedir ayuda para poder viajar a San Luis, subiendo un mensaje en las cuentas de redes sociales de sus papás.
El ciclismo pasó un 2020 casi sin actividades por la pandemia. Con el nuevo año en curso, poco a poco la actividad quiere recuperar su normalidad y sus campeonatos. Y aquí aparece Nahuel, y sus sueños.
EN FAMILIA. El juvenil pedalista, en su casa de Juan Bautista Alberdi, con su mamá, Cecilia, su papá, Sergio, y su hermano, Alan.
Nahuel es hijo de Sergio (albañil de profesión, y desde hace 14 años, ciclista) y de Cecilia Albornoz (ama de casa). Su hermano se llama Alan (13). Su idea de acudir a las redes sociales responde a la necesidad de solventar los gastos de los tres días en la competencia por venir, entre ellos hospedaje y comidas. Para el combustible del vehículo en que se trasladará ya tiene ayuda del municipio.
El juvenil deportistas vive para el ciclismo. Es su cable a tierra: entrena todos los días, sin importar el clima. Se va por ruta a La Cocha, o a Concepción. Su objetivo es hacer el mejor tiempo en los 100 kilómetros.
“Dejé la pelota por los pedales siguiendo a mi papá. Un día fui a una competencia y vi a varios chicos de mi edad compitiendo. Y le dije que quería hacer ciclismo. Sus primeras palabras me las acuerdo hasta hoy: ‘esto es muy duro’. Insistí y me regaló una ‘bici’. A los 12 años le dije que al ciclismo lo quería hacer con mucha seriedad. Él aceptó y me acompañó”, cuenta.
Nahuel empezó a entrenar solo, o con su padre. Participó de competencias en todo el país y logró triunfos. “Es lindo subirse a un podio. Ver la felicidad de tu familia no tiene precio”, asegura. “No iba de paseo, entrenaba por horas. ¡Desgastaba la ruta!” dice feliz.
ENTRENAMIENTO. Nahuel suele salir a practicar en las rutas del sur, acompañado por su papá, o por un grupo de amigos.
El alberdiano cuenta que, para su primera carrera en Las Termas, casi no durmió en la noche previa. Resultado: ganó. Con el tiempo, dejó la escuela primaria, y empezó la secundaria en la agrotécnica de la ciudad. Las responsabilidades aumentaron, y él se hizo cargo. “Estoy en el último año y sigo entrenando después de las 18. Sé que mis logros y mis sueño están atados a que mis padres lo hicieron todo por mí, aun en los malos momentos, como por ejemplo, cuando faltaba el trabajo”.
Figueroa ya está recibiendo respuestas ante el pedido que publicó en las redes. Pero todavía le falta. “El ciclismo es caro. Me gustaría tener un sponsor, no sólo por mí y por mi pasión, sino también para representar de la mejor manera a mi ciudad y a la provincia”, anhela el ciclista, con un empuje que contagia y debe seguir haciéndolo.
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