Automedicarse puede causar adicción y sobredosis

Automedicarse puede causar adicción y sobredosis

Especialistas explican que, con el confinamiento que causó la pandemia, aumentó esta práctica.

Automedicarse puede causar adicción y sobredosis
08 Febrero 2021

Para un dolor de cabeza, una gripe o alguna dolencia estomacal, todos alguna vez nos hemos automedicado o hemos recibido recomendaciones de familiares o amigos sobre alguna píldora o jarabe para calmar el malestar.

Desconociendo los efectos adversos a corto y largo plazo, muchos se automedican sin medir consecuencias. Especialistas tucumanas en salud alertan sobre lo peligroso de esta práctica, que puede producir adicción y problemas de salud.

Lucila Unías, médica farmacóloga y presidenta del Grupo Argentino para el uso Racional de Medicamentos (Gapurmed) empieza su charla con LA GACETA aseverando que la automedicación es un tema grave a nivel mundial, aunque con la pandemia ha alcanzado más notoriedad. “Cuando estábamos en el confinamiento total, en las farmacias que seguían abiertas había colas. El porcentaje de pacientes que iban con receta constituía el 20%”, afirma.

Venta libre

Sobre los medicamentos de venta libre u OTC (over the counter en inglés, que significa “sobre el mostrador”, es decir, sin receta) la profesional asegura: “no debería haber medicamentos de venta libre, porque todos los medicamentos son potencialmente nocivos. El concepto que se tiene en cuenta para considerar un medicamento de venta libre es que se toma la menor dosis de, por ejemplo, analgésicos o antibióticos y esa (la menor dosis) es de venta libre. Pero el hecho de tener menos dosis no quiere decir que va a tener menos efectos adversos”. Lo explica con un ejemplo: “un paciente que es alérgico a un principio activo no necesita una determinada dosis para que aparezca el efecto. Con lo mínimo le puede aparecer (el efecto adverso), producirle un shock anafiláctico y matarlo”, alerta.

La “cuestión” de la automedicación -sigue- es que el paciente decide solo, porque le ha dicho un vecino o un amigo. Y ahí, el real problema son los efectos que no siempre aparecen en un primer momento. “Puede que aparezcan un año después y ser irreversibles. Por ejemplo, los antigripales: cuantos más principios activos le ponés a un medicamento, mayores posibilidades de daño tiene, porque se suma el daño que produce cada principio activo. Lo que pasa es que todo eso no se ve, entonces la gente cree que (los antigripales) no le hacen ningún daño. Pero si hacés un análisis de sangre vas a ver cómo bajan los glóbulos, las plaquetas. Y si un paciente de riesgo sin plaquetas se cae, puede morir de una hemorragia interna”, acota.

Sobredosis

Nora Martínez Riera es bioquímica y máster en Toxicología. Considera que con la pandemia y la angustia, muchos han comenzado a tomar diferentes tipos de medicamentos de manera preventiva. Así, el consumo indiscriminado de medicación puede llevar a la sobredosis. “La sobredosis no es siempre de muerte, pero te puede desencadenar un cuadro agudo grave, de rápida evolución que tiene que ser de rápida resolución. Ahora, esa sobredosis también puede ser un cuadro gastrointestinal, vómitos, diarrea, etc. Esto no quiere decir que toda la medicación de venta libre en sobredosis te lleva a la muerte”, comenta la también profesora titular de la cátedra de Toxicología en la carrera de Medicina de la UNT.

La toxicóloga recomienda ignorar la información que llegue desde las redes sociales, aconseja no guiarse por testimonios de otros y consultar al médico.

Rosana Herrera de Forgas es farmacéutica e integrante del directorio del Instituto de Estudios y Formación para la Igualdad (IEFI). Explica que el circuito legal que debe recorrer un medicamento es la prescripción médica en el marco de una consulta médica, la dispensación farmacéutica en una oficina de farmacia legalmente habilitada y la administración por un enfermero en el caso de que se trate de una vía parenteral o la ingesta por parte del paciente.

La también diplomada en uso racional de medicamentos considera que la automedicación es un problema amplio. “Es un flagelo internacionalmente repudiado, pero imposible de combatir. Y es un flagelo porque quien te receta es tu cuñada, tu mamá, tu hermana que te cuenta que le hizo bien tal medicación y la comprás”, reflexiona. 

Yatrogenia

Susana Albornoz de Ponce de León, bioquímica y magister en Toxicología, entiende que hay una gran cantidad de personas irresponsables en el uso, por cuenta propia y dispensa por terceros, de medicamentos. “En nuestra sociedad no faltan los comedidos del ‘tomá esto que a mí me curó rápidamente’”, afirma. Explica que, muchas veces, al automedicarse no se tienen en cuenta factores propios de cada individuo (como el estado fisiopatológico, las alergias u otras susceptibilidades, las dosis adecuadas, etc.) ni del fármaco que recibe. Entre ellos, sus principios activos, su potencial curativo, su interacción con otros medicamentos, su capacidad para originar efectos adversos y tóxicos, sus contraindicaciones, entre otras cuestiones.

Albornoz habla de la yatrogenia, a la que define como “un daño no deseado ni buscado en la salud, causado o provocado como efecto secundario inevitable, por un acto médico legítimo y avalado o por terceros no médicos, destinado a curar o mejorar una patología determinada”. En este sentido, los fármacos con los que la gente se automedica -sigue- pueden originar problemas en la salud y aparecer incluso otras enfermedades asociadas a su uso indebido. “Por ejemplo, el caso de la alergia, se puede manifestar en grados variables que van desde manifestaciones cutáneas leves hasta casos graves de intolerancias con efectos cardiorrespiratorios y a veces muerte”, agrega. La toxicóloga también aclara: “hasta el medicamento que parezca menos nocivo puede ocasionar intoxicación. Ya en la antigüedad Paracelso, alquimista, médico y antropólogo, tuvo una famosa frase: ‘Nada es veneno y todo es veneno: la diferencia está en la dosis’”.

Tolerancia y adicción

Lucila Unías, médica farmacóloga, explica que estamos yendo hacia una situación límite con el consumo de algunos rmedicamentos. “Con los antibióticos, el uso irracional nos ha expuesto a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina la era post antibiótica. Los gérmenes y las bacterias han hecho resistencia incluso a sustancias que todavía no han sido descubiertas y eso pone en un riesgo gravísimo a la población. Por ejemplo, que un paciente tenga una infección no severa que se complique y pueda llegar a morir porque el antibiótico no le haga nada, antibióticos que antes hacían efectos maravillosos”, alerta.

Comenta que hay medicamentos que, de usarse mucho, pierden su efecto. “Por ejemplo, es un problema muy grave en la sociedad argentina y mundial el uso por automedicación de las benzodiacepinas, que son los medicamentos que la gente usa para dormir o relajarse (clonazepam, alprazolam, por ejemplo). Estos, que inicialmente pueden haber sido prescritos por un profesional, se venden como agua y a los 30 días producen tolerancia. Esa tolerancia es el primer escalón hacia la adicción, luego viene la dependencia, la compulsión y ya te convertiste en adicto”, subraya.

(Producción periodística de Nicolás Sánchez Picón)

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