Lluvia incandescente desde los techos. Lenguas de fuego que podían verse desde kilómetros a la distancia. Lo que tardó años en construirse, las llamas lo consumieron en poco más de seis horas. Noche tenebrosa. Insomne. Maldita para el automovilismo, y el turismo de la región.
“Apenas me enteré y vi fotos y videos, tuve el impulso de ir a ayudar. Era como ver mi casa incendiándose”, contó Lucas Mohamed, piloto que conoció la gloria en el autódromo de Las Termas. No era para menos. Para él y para todos los pilotos que corrieron en la magnífica pista, el lugar es algo entrañable. “Me golpeó ver imágenes, casi que no pude dormir”, admite Juan Ortega, otro tucumano que también supo de alegrías allí.
Hay pericias en curso para determinar el origen de lo sucedido. Van a seguir hasta mañana. En principio, el incendio comenzó a las 22 del viernes, cerca de los ascensores. Y rápidamente se expandió a las salas de prensa, VIP y control de carrera, y a las cabinas. El piso de madera, alfombrado, ofició de combustible. Pronto, merced a un fuerte viento, todo el edificio estaba afectado. Incluyendo a los boxes, en la planta baja.
El fiscal Carlos Vega les tomó testimonio a los siete empleados de una empresa constructora que habían estado trabajando hasta las 18. También a los empleados del autódromo que estaban en el lugar al momento de iniciado el siniestro. Se rescataron discos rígidos con imágenes de las cámaras de seguridad. Y hasta se emitió un oficio a una empresa con sede en Tucumán que graba un respaldo de todo lo que sucede en el lugar.
“Sentí escalofrío. Susto e impotencia ante el valor de la pérdida, sentimental y monetaria” sostuvo Pablo Ortega, un corredor que dio batallas bien arriba en el circuito termense. Sus palabras son una síntesis de lo que siente hoy el automovilismo argentino sobre los hechos sucedidos en un autódromo considerado modelo en Sudamérica. “Saber de esta tragedia me sumió en la tristeza. No lo podía creer”, aseguró Maximiliano Bestani, que vivió el desarrollo del trazado desde el primer día, hace más de 12 años.
La causa está en curso y sus conclusiones se sabrán en breve, probablemente. Mientras, hay puntos que obligan a hacerse preguntas. ¿Estaba la estructura edilicia preparada para un episodio como el que sucedió? Los que transitamos por él, sabemos que semejante estructura contaba con mecanismos anti incendios por doquier. Pero salta a la vista que fueron insuficientes. Y que será algo que tendrá que mejorarse sí o sí. ¿Qué hubiera pasado si lo que sucedió esta vez se daba en situación de competencia? ¿Y qué hay de las vías de escape? ¿Los controles a trabajos sensibles como soldaduras, por nombrar una, se hacen bajo rígidos protocolos, tomando en cuenta la bomba de tiempo que representa tener a merced un edificio hecho de metal, madera, plástico y vidrio? En el tiempo que lleva la obra, no se reportaron incidentes al respecto, por lo que uno tiende a pensar que sí. No obstante, habrá que esperar a las pericias.
El autódromo le da vida a Las Termas y, cuando hay carreras como la de MotoGP, hasta derrama sus beneficios sobre Tucumán. No se sabe aun el tenor de la pérdida económica. Sí que la estructura estaba asegurada, con lo que, superada la etapa pericial, sus autoridades podrán empezar la reconstrucción. Héctor Farina, el administrador, hasta arriesgó que la obra llegará lista sin problemas frente a la probable fecha de regreso de la máxima categoría del motociclismo, entre fines de octubre y comienzos de noviembre.
Ni la pista, ni el museo, ni la torre de control, ni el hospital sufrieron daños. Mérito del trabajo de más de 70 bomberos. Miguel Adrián, periodista de transmisiones radiales desde primera hora del autódromo, dio una pauta de los hechos por venir: “yo sé lo que te digo, conozco a esta gente. Lo que pasó no los va a vencer. Es más, cuando reconstruyan todo esto, lo van a hacer mejor que antes”.