"Maestras eran las de antes" vuelve con el impacto virtual

"Maestras eran las de antes" vuelve con el impacto virtual

La comedia de Fabrizio Origlio se repone actualizada y con cambios en la sala Orestes Caviglia.

Maestras eran las de antes vuelve con el impacto virtual
06 Febrero 2021

Pocas profesiones han sufrido tanto el impacto laboral en la pandemia como la docencia. Las aulas cerradas y el trabajo virtual desde las casas han generado un cambio drástico que obliga a pensar que “Maestras eran las de antes”.

Este es el nombre de la obra teatral estrenada hace dos años con la codirección de Fabrizio Origlio (autor además del texto) y Carolina Papaleo, que volverá a escena esta noche a las 20.30 en la sala Orestes Caviglia (San Martin 251), con las actuaciones de Jackie Anastasio Salas, Gabriela Aguirre y Anastasia Barbo. Para denotar la nueva era, aparte de retocar escenas, se agrega un subtítulo: “Las de ahora trabajan por Zoom”.

“Todas las escenas fueron modificadas en distinta medida; la esencia de la educación siempre es la misma, lo que cambia es el medio de compartirla”, precisa Anastacio Salas a LA GACETA.

- ¿Quiénes son las maestras que retratan?

- Son los estereotipos de las y los docentes que se van cruzando en nuestra historia escolar. Algunas quedan en la memoria guardando hermosos y añorados recuerdos y otras, no tan hermosos. Hacemos un recorrido por maestras con experiencia: otras que recién empiezan su carrera; las que les gusta trabajar y las que ya están cansadas de la burocracia. Todas maestras reales, humanas, conscientes de sus limitaciones y de los obstáculos que impone el mismo sistema.

- ¿Qué cambió respecto de la versión original?

- Fabrizio incluyó situaciones que vivimos durante la cuarentena y la nueva experiencia con la virtualidad, el acercamiento a la tecnología y a las plataformas educativas que ganaron protagonismo en la pandemia. Muchas maestras se encontraron desprovistas de conocimiento y de herramientas tecnológicas y tuvieron que enfrentar el desafío de mantener conectados a los chicos y chicas en una virtualidad que no es la que manejaban, ya que era un espacio de ocio.

- ¿Qué maestra te marcó en tu vida y por qué?

- Hubo varias, a una la nombro en la obra, la Seño Mabel de lengua. Era maravillosa. Después la seño Ruth de sexto grado y mis maestras de jardín, Silvia y Elenita, todas me dejaron hermosos recuerdos y grandes enseñanzas. Otras me marcaron menos gratamente, pero de ellas aprendí lo que no hay que hacer cuando uno está involucrado en los procesos de enseñanza-aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes.

- ¿La virtualidad en la enseñanza llegó para quedarse?

- Creo que sí, aunque no es mi deseo. Nada reemplaza el encuentro, la experiencia de la construcción del conocimiento cara a cara. Poner el cuerpo en los procesos donde se comparte el aprendizaje es una vivencia única e irrepetible. De todas maneras, lo que no podemos negar es que la virtualidad nos permitió (o nos obligó) a cercarnos a un mundo del que no todos teníamos conocimiento, agudizó nuestra creatividad y debimos echar mano a distintos recursos que quizás antes no usábamos.

- ¿Y la virtualidad en el teatro?

- Se está transformando, cuestionando, estamos explorando y resignificando muchas cosas. Estamos aprendiendo y desaprendiendo. El teatro, al igual que la cotidianidad que conocíamos, se modificó y estamos aprendiendo a manejarnos de nuevo con protocolos, distanciamiento y mucho alcohol en gel.

- ¿Volvieron a trabajar con los directores para esta reposición?

- Si, con mucha presencia de ambos. La virtualidad acorta caminos y en este caso nos funcionó muy bien. Fabrizio, que es el autor y el director general, acompañó, guió y sugirió muchas de las modificaciones a la obra. También contamos con la mirada y el aporte de Caro desde su lugar de directora.

- ¿Cómo es volver a actuar frente a público, qué sienten?

- Estamos inmensamente felices!!!!! El año pasado estábamos por reponer cuando decretaron el aislamiento. Creímos que iba a ser algo pasajero, que en dos semanas volvíamos, pero luego las esperanzas se fueron extinguiendo. Estuvimos esperando el momento de volver a experimentar esas cosquillitas en la panza que sentís cuando pisas un escenario, cuando el calorcito de las luces te avisa que la función está por comenzar. Estamos ansiosas y con muchas ganas de volver a escuchar la risa y el aplauso del público.

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