A 30 días del adiós: Mercedes Chenaut, intensa creadora

A 30 días del adiós: Mercedes Chenaut, intensa creadora

MERCEDES CHENAUT. La partida de la escritora dejó un profundo vacío. MERCEDES CHENAUT. La partida de la escritora dejó un profundo vacío.
20 Enero 2021

Carlos Duguech

Escritor y periodista

Hallé, casualmente, el muro “Mercedes Chenaut, escribo con pasión”. Intercambiamos ideas sobre ese complemento del nombre. Semanas después (17/03/2015) en un acto por el “Día de la memoria” -yo participaba de una lectura de poemas en el “Virla”- la conocí. Me regaló entonces su libro “Elegí un tumor” (2012). Cuando lo leí me di cuenta que era una mujer extraordinaria. Que se animó a vivir -máxima determinación personal y espiritual- y a navegar con todas las velas en la literatura, ese océano casi sin riberas. “Decido encarar una nueva edición del pequeño libro “Elegí un tumor” que se distribuyó sin costo entre personas interesadas en el tema de la vivencia del cáncer (cinco años después, 2017) y cambiar el título por otro, menos brutal. Ahora se llamará: “La enfermedad es un maestro efímero” (Una edición corregida y aumentada).

Mercedes describe el proceso de la enfermedad y los recursos alternativos que utilizó, con lenguaje directo. Cuida la literatura en ello, como cuida su imagen, con su estilo de siempre, hermosa, y con su pasaporte sin vencimiento: su sonrisa.

Sus libros son páginas de contenidos fuertes, claros, descarnados. ¡De un estilo tan atrapante! Entusiasma porque conmueve. Natural en la autora que genera interés y que se muestra en una literatura viva, que conecta lo que se expresa en el corpus literario con esa realidad que, a veces, nos tienta a enmascararla con amables tules. Mercedes no utiliza ninguno. Una escritora esencial que vistió la ficción con la sangre de la referencialidad personal. Sus libros lo dicen todo preanunciándolo desde el propio título: “Tremendas” (2015). Y su autodedicatoria, además: “A mí misma, mujer sin miedo o con muy poco, porque me permití –y me sigo permitiendo- una vida intensa”. Otros: “Madres terribles y otros relatos huérfanos” (2017); “Respuestas a Facebook y otros textos impúdicos”, originalidad de celebrante estilo. Y un libro reeditado varias veces: “Testimonio de un elegido. (Juan Carlos Yapura y los tesoros de Tafí)”, valioso aporte original a la antropología.

La invité a Radio Universidad. A “Paz en el mundo”, el programa más antiguo de la emisora. Encaró su sección “Literatura y paz”, movilizante. Además hicimos “La-Li-Lá” (La literatura latinoamericana). Y un entusiasmo: por su lema “Borges para todos” creamos “Borges por radio”. Se explayó “como en su casa”. Dos veces galardonado con el Martín Fierro Federal” (2017-2019). Mérito suyo. “Borgeana” por conocimiento y por pasión. Para mí, hombre de radio, su acompañamiento fue único, memorable.

Mariana Viaña, que había participado del taller “Animarse a gritar”, escribió: “Tuve la gracia de encontrarme con Mercedes para comenzar a sanar. La gracia de aprender que ni las diferencias más profundas en lo político o en lo ideológico me impedían mirarla con un amor inmenso. Me enseñó el amor incondicional. A pesar de la orfandad que siento hoy ese amor me impulsa a la vida. Mercedes seguirá siendo mi maestra, me enseñó tanto sobre ser auténtica y libre, sobre romper moldes y mandatos... Cuando el camino se pone difícil la miro en mi corazón y veo su sonrisa y su dedo pulgar levantado: “si... aprende... bien ahí, adelante...”. Hoy quiero agradecer su presencia en mi vida, por apoyarme y enseñarme a creer en mí”.

Concluyo esta breve semblanza: Mercedes, escritora de pluma atrapante y airosa. Y, para más, borgeana de rito, estudiosa, maestra de escritores. Y, por sobre todo, una persona sensible. Y solidaria. Y muy generosa. Convocante. Un ser muy querible. Parafraseando su frase emblemática “La no muerte de Borges”, digo, conmovido y agradecido, “La no muerte de Mercedes Chenaut”.

Mercedes Chenaut

¡Amó tanto la vida
que en un rincón oscuro
halló el fruto maduro,
su valor, su medida!

Irguió mástiles altos
y todas sus banderas
ondeaban en riberas
del mar, sin sobresaltos.

Palabra por palabra
-vital significado-
la siembra se ha ganado
la tierra  en que se labra.

Una a una elegía,
laberinto borgeano,
las huellas de su mano,
su destino y su día.

Con piedras escogidas
-pirámides de amor-
cada piedra un valor  
de apachetas erguidas.

En el mundo “Su lugar”:
el Valle de Tafí.
Desde siempre es así,
tan sólo fue llegar.

Y los cerros tronaron
su voz de bienvenida.
Aquí nada se olvida:
a Mercedes la honraron.

Los Cuartos y sus puertas
se abren al valle todo.
No hay en Tafí otro modo
que dejarlas muy abiertas.

Mercedes, que en tu casa
halles la voz entera,
tu pasión verdadera:
la palabra y su brasa.

Carlos Duguech

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