La metáfora de Roberto Cantos en “Peregrinos” se comprende perfectamente a paso de caballo, en el Valle de Tafí. El cielo, el mar de arriba, está ahí, cerquita, con montañas que parecen olas y nubes al alcance de la mano.
La experiencia de cabalgar en Tafí del Valle es imperdible y ofrece la posibilidad de un contacto directo con todos los elementos de la naturaleza: el cesped, el viento y el vínculo con el animal configuran un sentir diferente. Si a eso se le suma el marco de las montañas de tafí, la vivencia queda grabada en la retina.
En “El Puesto”, Jerónimo Critto aguarda a los visitantes con los animales preparados, con una cordialidad natural y con el apoyo de su esposa, Valeria Kraus, que contagia su alegría y pasión, y las mezcla con los platos entre regionales y gourmet que allí prepara.
Llegar hasta aquel sitio, que supo ser de los primeros en los que se podía parar a descansar cuando en Tafí todavía sólo había caballos, es sencillo. Basta pasar de largo la entrada principal de la Villa, continuar por la ruta 307 y doblar a mano derecha hacia la avenida Lola Mora (está señalizada). Apenas unos 800 metros más adelante está el cartel de “Los Puestos” y detrás suyo varios corrales, unas decenas de animales y una vista espectacular. Desde el centro, se llega en tres minutos de auto, 10 de bicicleta y media hora de caminata.
El traslado vale la pena. Critto explica que realizan dos recorridos, uno para principiantes y otro para personas que saben montar. Todos los días, a las 10 de la mañana, se parte para dos destinos: a La Mesada, para el paseo de dos horas y media, o a El Rodeito o El Matadero. “En el recorrido corto se invita a los visitantes con un refrigerio y se les indica sitios de interés para fotografiar o disfrutar de los paisajes. En el más extenso, de seis horas, se come un asado a mitad de camino”, añade el hombre, que pasa gran parte del año entre Tafí y San Miguel de Tucumán, ya que el servicio se ofrece de enero a diciembre. También se realiza, diariamente, una salida a las 14.30.
El marco de “El Puesto” emboba los sentidos, con bellos cerros y montañas por todos lados, los animales esperando su partida o descansando tras el regreso, y unas mesas bien puestas y preparadas para servir los ricos platos de Valeria. Las empanadas son una decilia, al igual que sus sorrentinos de cordero o sus ensaladas con quesos de tafí.
No por nada el reconocido sitio de viajes y turismos Tripadvisor lo ubicó como lugar destacado, con un promedio de cinco estrellas -el puntaje máximo- en cuanto a la satisfacción de quienes visitan a Jerónimo y Valeria.
Mientras se cabalga montaña arriba, la sensación de paz y libertad se agiganta, como si tuviese una simbiosis directamente proporcional con el avance de la altura. Entre las indicaciones de los guías y la atención a los animales, los jinetes quedan extasiados con el paseo. “Es hermoso y los animales están impecables. Las empanadas ni te cuento!”, afirma Ezequiel Colombres, que pasea con su hija Mía en un zaino oscuro. Martín Teri toma fotografías y observa en detalle el paisaje: el prefirió disfrutar de las montañas... y de las empanadas.
Al igual que ellos, familias enteras, parejas o amigos se enteran de que en “El Paso” está la oportunidad de acariciar un poquito de paraíso.
La lupa sobre Tafí del Valle
LO BUENO: el paisaje provoca un profundo deseo de llorar, de emoción. El clima cambiante, la belleza del lago, las mesetas y las montañas hacen de Tafí un lugar único y mágico. Cada rincón ofrece un regalo para la vista. Es imposible no enamorarse de la naturalelza de este pedazo de tierra que parece tocado por la mano de Dios. Además, hay decenas de lugares para conocer y disfrutar, a los que se puede acceder a pie, en bicicleta, en moto, en caballo o en otros vehículos, según el caso.
LO MALO: Tafí del Valle no cesa de crecer, pero la falta de capacitación en cuanto a atención de los turistas es preocupante. En gran parte de los bares y restaurantes es lenta, poco cordial y sin cuidado de los detalles. Por ejemplo, en muchos de esos sitios la ateción improlija en cuanto al servicio se evidencia en falta de servilletas, cubiertos o hasta de un vaso de soda con el café. Si se suma la lentitud, la experiencia no es buena. Se percibe cierta decidia de los propietarios para invertir en mejorar en ese punto. Genera enojo entre los clientes, tanto en los “extranjeros” como en los propios tucumanos.
LO FEO: en el ambiente se percibe cierto conformismo de muchos empresarios relacionados al turismo. El efecto “vaca atada” podría convertirse en un búmeran en la temmporada en que podrían haber seducido a los que no suelen estar más que de paso por estos lares. A modo de ejemplo: muchos de los hoteles, posadas y cabañas no trabajan con las empresas de reserva online. O, quienes lo hacen, no muestran ningún enfado en incumplirlas. Les pasó a dos visitantes (pidieron reserva de su nombre) que llegaron el jueves a una posada con reserva confirmada en mano y el propietario apenas les dijo que no trabajaba con la firma y que no tenía como alojarlos. Un papelón. En varios hoteles, además, las instalaciones están descuidadas, los desayunos son pobres y la atención a los inquilinos poco cordial. No parece ser el camino adecuado para una Villa con precios por encima de la media de los Valles Calchaquíes, que debería ofrecer servicios con una calidad más elevada.