Por Julio Marengo
07 Enero 2021
TEJIDO. Verónica Kermes, en plena tarea. Se dedica a la bisutería, en la que mezcla piedras semipreciosas, alpaca y tejidos con hilos o con cuero. LA GACETA / FOTOS DE JULIO MARENGO
En octubre de 2019, lejos todavía de la temporada turística, Tafí del Valle vivió un fiesta: la Municipalidad inauguró la renovada plaza principal, una especie de “reparación histórica” que le dio a este paseo el protagonismo que nunca había tenido y que, en la comparación con otros pueblos turísticos de la región -incluso con la propia Amaicha del Valle- perdía por lejos.
Sin ocupar un sitio central de la villa y con poco para ofrecer, la plaza de Tafí no fue más que un lugar de paso, ya hacia la salida, más que un espacio para el orgullo. Pero, de un momento a otro, la plaza era otra: nueva caminería, nuevo ordenamiento para su recorrido escarpado, piso de baldosones modernos y brillantes como los de las plazas de las ciudades, mobiliario urbano de líneas rectas juegos para chicos, flores, canteros, pista de salud y hasta una fuente de agua. También murales pintados por gente del lugar.
Aquella fue la obra con la que se despidió la intendencia de Jorge Yapura Astorga, para dar lugar a la gestión del actual intendente, Francisco Caliva.
Para ellos, a la plaza le faltaba algo. “Nuestra idea es: a lo que hay, conservarlo y mejorarlo. No hay lugar turístico sin un paseo de artesanos bien establecido. Y creemos que el lugar ideal es la plaza del pueblo”, justifica Liliana Graciela Gómez, secretaria de Obras Públicas de Tafí del Valle.
Alrededor de 40 artesanos se instalaron desde ayer en los nuevos puestos construidos por la Municipalidad. Son estructuras metálicas, techadas, con luz y conexión eléctrica para los puesteros, todas unificadas. “Por ahora vamos a ocupar un puesto de por medio, por el tema del distanciamiento. Además, hemos dejado visibles los murales que ya estaban y hemos agrupado los puestos en un sector de la plaza. Creemos que va a reactivar mucho el paseo principal de la ciudad”, vaticinó Gómez.
Ivana Monasterio, de la Dirección de Cultura municipal y encargada del nuevo Mercado Cultural -así han bautizado el paseo- explicó los objetivos de la feria. “Más allá del atractivo turístico, lo que buscamos es rescatar las técnicas de tejido ancestral. Tiene un objetivo cultural. Por eso es que damos prioridad a este tipo de productos”, aclaró.
Los artesanos interesados se inscribieron en un padrón y a selección fue en base a esa premisa. “Además de los artesanos tafinistos, tenemos a los residentes, que en su mayoría trabajan el macramé. Si bien no es una técnica ancestral del valle, le concedimos el espacio porque entendemos que ha sido un año difícil en el que nadie pudo trabajar”, agregó.
Tafinistos y residentes
Rosa Cruz tiene 60 años y para ella el puesto que ahora tiene en el paseo de los artesanos es una bendición. Vive en Las Carreras, donde tiene su taller, pero son pocos los turistas que llegan ahí a ver sus productos. Hija de una familia de siete hermanas mujeres y tres varones, Rosa comenzó a tejer desde muy pequeña, usando dos plumas de gallo como agujas. Ella es una de las que rescata las técnicas tradicionales de tejido: compra el vellón de lana de oveja o de llama natural y hace el hilado con sus manos, ayudándose de un huso. “Durante la cuarentena no pude vender nada de nada, solamente viví de la pensión, porque soy viuda. Y al no haber ferias, no puede trabajar. Con estos puestos creo que vamos a poder vender algo”, anhela la mujer.
Verónica Kermés es una de las residentes tafinistas, que también ha encontrado lugar en la feria. Ella trabaja en alpaca, piedras y macramé. “Vamos a ver cómo resulta. La realidad es que el mejor espacio para vender era la calle principal, pero ahora no se puede trabajar ahí. Luego nos mudaron a otros espacios, pero nunca funcionó. Esperamos que la gente se acostumbre a venir por esta zona y que se establezca el paseo, como en todos los destinos turísticos”, finalizó.
Que el nuevo Mercado Cultural esté asociado exclusivamente al tejido ancestral es un objetivo que, en este año particular al menos, no podrá cumplirse. La Municipalidad abrió el juego y en los puestos se han ubicado incluso pasteleras que venden facturas y artículos de panadería, además de dulces y productos regionales. El debut ha sido ayer al mediodía y antes de que comenzara el acto, alguno de ellos ya habían hecho las primeras ventas. Todas las esperanzas de los vendedores que debieron dejar las calles están puestas ahora en la plaza principal de Tafí.
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