Por Sara Peña de Bascary, historiadora.-
Hace unos meses, el 27 de marzo, una noticia nos conmovió profundamente. Nos dejaba el gran historiador Carlos Páez de la Torre (h). Parece que fue ayer y no logramos aún superar su muerte. Fuimos amigos de siempre, de la generación del 40, como decíamos.
Dejó un espacio vacío difícil de llenar. Ese lugar en la Historia que ocupó su vida. En LA GACETA, todos los días disfrutábamos sus Apenas Ayer, los De Memoria. LAGACETA.com permite consultar numerosos temas suyos digitalizados. Imprescindibles para los historiadores.
Tuvo fascinación por las imágenes, viejas fotos de la ciudad y de su gente. A él debemos la recuperación de cuantiosa iconografía. Buscaba, indagaba, recogía y las daba a conocer. Investigador, obsesivo, como él mismo decía. No olvido la emoción que sentía ante el hallazgo de una sorpresiva imagen.
Hacia 1970 fue a casa a fotografiar un retrato de Juan Bautista Bascary. Le encantó mi álbum de fotos antiguas. Me pidió que colaborase en la búsqueda de imágenes para sus Personalidades en el olvido de LA GACETA. Durante años intercambiamos fotos.
Investigador, minucioso, metódico, tenaz. Tomaba notas en una pequeña libreta con “su estilográfica”. Con letra diminuta y perfecta, que conservó siempre. Prolífico historiador dejó innumerables libros, artículos, la Historia de Tucumán completa. Imposible enumerar toda su obra.
Carlos era director de Cultura cuando tuve a cargo museos de la Provincia. Brindó valioso apoyo para el Histórico Avellaneda y Casa Padilla. Era muy temperamental y a veces nos enfrentábamos. Era un apasionado defensor del patrimonio histórico cultural.
Fue quien me introdujo en la investigación. Compartí, a su pedido, autoría de algún artículo y un libro. Se trabajaba muy bien con Carlos. Poseía, además, un gran sentido del humor. Era muy generoso con los historiadores. Estos retazos de recuerdos, de tantos que conservo, son a la memoria de un gran amigo.