“Los médicos no están convencidos todo lo posible todavía de colocarse la vacuna. Y si ellos no están convencidos es muy probable que una gran parte de la población tampoco lo esté. Pero considero que es un problema de información. Particularmente si yo tuviera que ponermela, no lo dudaría y me la colocaría”. El jefe del servicio de Infectología del hospital Padilla, Gustavo Costilla Campero habló ayer con LA GACETA y pidió responsabilidad en un tema tan delicado como la vacunación, aunque aclaró que si él pudiera, se la colocaría inmediatamente. Esta fue la charla:
¿Cómo toma la llegada de la vacuna?
- Es un dato muy positivo tener la vacuna y se inicia una nueva etapa. Dentro de la estrategia de controlar la pandemia hay que cumplir varios objetivos. El primero sería eliminar la infección, que se da en el mediano a largo plazo una vez que se obtiene la inmunidad. Por ahora el objetivo es el control, es decir, bajar el número de casos con lo que disminuirá la mortalidad y la hospitalización. Que llegue cualquiera de las vacunas disponibles es un dato alentador. Siempre debemos analizar todas las vacunas en tres dimensiones: ¿Se debe vacunar? Si se debe. La otra, ¿se puede vacunar? Para esto necesitamos la información logística para poder hacerlo. Esto se estructuró de una manera coherente con la idea de poder llegar a la cantidad de dosis necesaria. Uno lo mira como un primer paso. Lo que tenemos disponible es la primera dosis, que tiene que ser un lote específico con un adenovirus determinado y tiene vector viral. Luego debemos disponer de la segunda dosis y luego esperar dos semanas más para alcanzar una inmunidad. Es decir que el que se va a vacunar mañana necesita 40 días para comenzar a tener los anticuerpos. La tercera dimensión es el ¿quiero vacunarme? Y allí el Ministerio está preguntando a las personas que estarían destinadas en esta primera tanda, con profesionales que tuvieron contacto con pacientes internados y ambulatorios. Ahí es donde se da la mayor percepción de riesgo y la confianza que se tenga en la vacuna. Es un tema que se vio en otras vacunas, y sin ninguna duda depende mucho de la recomendación del médico, y la gente a su vez está esperando que los especialistas determinen de alguna manera si se deben vacunar o no. Si la percepción del médico es positiva y la persona quiere vacunarse vamos a lograr más del 80% de vacunados, pero si no, va a ser de menos del 10%. Por eso se debe llegar con la información clara a todos y no dejar ningún tipo de dudas.
¿Y cómo ve usted la percepción actual de sus colegas?
- Los médicos no están convencidos en toda la medida posible. Aún en Rusia se hicieron encuestas y están llegando como mucho a un 50% de aceptación. Se debe trabajar mucho en llegar con mayor información, y sobre todo a los medios de comunicación, que sean provacunas, ya que la población tiene mucha inseguridad, Creo que entre los médicos hay un nivel de confianza del 30%, y así entramos con esa percepción en el resto de la población. Por ahora está muy bajo o no se sabe bien qué hacer. Nos pasó con la antigripal por ejemplo. La comunidad en general no está para leer todas las novedades. La sociedad de infectología está trabajando con la idea de llevar a la comunidad los beneficios de la vacunación. Por ejemplo con la neumocócica nos costó dos años que la gente comience a aceptarla. Necesitamos personas líderes que se pongan al frente de la campaña. Hay un largo camino por recorrer. Esta etapa de vacunar al personal de salud va a ser un reflejo de la aceptación a la vacuna. Si llegamos a un 90% de cobertura de vacunación entre el personal de la salud va a haber un buen resultado en la comunidad. Si no, va a hacer falta trabajar más sobre la confianza. No tengo datos de si hay encuestas previas, pero estoy recibiendo muchísimas consultas de colegas. Hay mucha expectativa para llegar y controlar esta pandemia.
¿Y cómo logramos esa confianza que dice usted que está faltando?
- Actualmente hay mucha percepción de riesgo. Es fundamental que el personal de salud se adhiera. El médico razona bastante sobre la evidencia científica, a través de la investigación, de la discusión. Se discuten mucho los resultados científicos, con voces algunas a favor y otros no. Lo que se necesita es un consenso, que la mayoría adopte una determinada calidad clínica. Hay muchos médicos que tienen algunos problemas con la geopolítica, con la cuestión ideológica. Todo eso influyó en que algunas personas adopten la cautela. El ejemplo debe pasar por vacunarse.
Vamos a lo directo. ¿Qué haría usted?
- En lo personal, recomiendo la vacunación. Y es más, creo que los funcionarios deberían ser los primeros en ponerse la vacuna para dar el ejemplo. Yo sí me la podría, pero hoy tengo más de 60 años y todavía no puedo. Pero los especialistas están convencidos de que la vacuna es efectiva y hay que convencer al resto de las personas. Hay vacunas que tienen 13 años y todavía hay resistencia de la gente a colocársela. Nosotros hablamos de beneficios y de riesgos. Cuánto hay de supuesto beneficios y luego medir la seguridad. Esto es epidemiología pura. Por ejemplo, ¿hay riesgo de tener un accidente de avión? Si. Pero, ¿eso nos impide viajar?. No. Entonces el beneficio es mayor que el riesgo. Siempre vamos a tener dudas, pero en los ente regulatorios, como la Anmat, es donde se deposita la mayor confianza. Por más que yo tenga la lectura individual, necesito a otros que hayan chequeado la información. Los entes regulatorios son los encargados de cuidar las salud de las personas, y uno lo pone en la practica. Cuando un paciente me pregunte a mi que debe hacer, yo le voy a indicar que debe colocarse la vacuna.
Entonces, ¿cómo ve el futuro de esta campaña?
Mi impresión es que va a haber mucha aceptación. No tal vez ya, pero la gente se va a ir dando cuenta que necesitamos esta vacuna. Este momento se estuvo esperando desde el principio de la pandemia. Y ya tenemos entre nosotros a la vacuna. Tenemos que aprovecharla.