En esta época festiva caracterizada por “dar y recibir”, hay quienes tienen tanto amor para ofrecerle a la comunidad que con un solo destinatario no basta.
Lejos de las relaciones perfectas con una vibra de unión y sidra descorchada, el mundillo de los vínculos romántico-afectivos tiene muchos matices. En esa colorimetría están las parejas infieles y los romances secretos.
Según una encuesta realizada por la web de citas extraconyugales Gleeden, el 67% de los usuarios confesó que durante esta Navidad se encontraría con su amante. Además -de un total de 8.435 encuestados- el 75% afirmó que organizaría un evento especial para celebrar juntos la llegada de Año Nuevo.
En el top cinco de propuestas/trampas se destacan (con el 57%) las reuniones clandestinas en un departamento u hotel alojamiento y las cenas privadas o en algún restaurante antes de reunirse con sus respectivas familias (el 13%).
Sin embargo, las meras visitas a contrarreloj no lo son todo. ¿Cómo se procede con los regalos? Pese al estupor y la tembladera de piernas que causa el precio de los obsequios, la mayoría de los infieles afirmó que en su presupuesto para diciembre el “tercero en discordia” siempre va incluido.
Las aguas se dividen al profundizar en el tipo de presente y su valor monetario. De las mismas estadísticas se desprende que el 40% de los usuarios regalará objetos sencillos, como lencería hot, una botella de vino o juguetes sexuales.
Mientras tanto, el 24% de los amantes aseguró que “se la jugaría” con algo costoso. ¿La idea ganadora? una escapada romántica de fin de semana hacia otra provincia (con hotel, pasajes, masajes y gastronomía incluida).
“Es curioso el simbolismo que le damos a los regalos, ya que muchos suplen sus fallas o desatenciones con esta clase de gestos materiales. En el caso de relaciones ya históricas el esfuerzo por sorprender al otro se pierde ante la monotonía y la certeza de que no hacen falta grandes muestras de cariño para continuar unidos”, comenta el psicólogo de parejas Gabriel Callejas.
En cambio, la incertidumbre que producen muchos vínculos con amantes llevan a un juego de seducción en el cual el esmero es mayor.
“Por supuesto, la respuesta varía dependiendo del contrato que se crea. Hay affaires amorosos limitados al sexo y otros de gran peso emocional. Eso, sumado al tiempo y la calidad de las interacciones, determina ciertas decisiones como escaparse de casa para las fiestas o ‘quedarse en el molde’”, aclara Callejas.
En menor medida, en esta Navidad algunos osados prefieren evitar distinciones y regalar lo mismo a ambos vínculos. La decisión no deja de ser divertida al descubrir su justificativo: de comprar dos regalos opuestos podrían ser atrapados mientras se los esconde en el placard o en alguna valija remota.
Balances de 2+1
En el paraguas de lo que implica la nueva normalidad, nuestra vida afectiva sufrió una buena sacudida. Es así que, al reflexionar sobre los cambios vividos este año, es imposible no mencionar el auge de las aplicaciones de citas, el sexting y las videollamadas eróticas.
Por igual, nos vimos rebalsados de consejos para avivar la llama tras meses de convivencia (marital o de noviazgo) en reducidos departamentos o mantener -aunque sea- la paz. “El estrés psicológico de tantos cambios y readaptación ha hecho que los enamorados descubran nuevas facetas de sus relaciones, a veces para bien, y otras no tanto. Fuera de lo sexual, hay gente que encontró en la infidelidad una salida para el hartazgo y el cansancio de las peleas y recriminaciones constantes de su novio/a o esposo/a”, explica la sexóloga Maira Lencina.
Al respecto, la encuesta de Gleeden cierra con que el 86% de sus usuarios continuarán las hazañas extraconyugales durante 2021. Un número alto al pensar que apenas el 7% planea blanquear los hechos y divorciarse.
“También es cierto que este mes es sinónimo de balances personales. Estimulados por la energía de enero y las metas venideras, es fácil pensar que algunas parejas se sientan estancadas. Cuando aparecen esas cosquillas de no haber vivido lo suficiente, solemos querer compensar lo perdido y es ahí cuando aparecen los engaños de una sola noche”, reflexiona Lencina.
Culpa del brindis
En el bello recuerdo de la vida precovid-19, a esta altura del año nuestra agenda estaría sobrecargada de citas. Sin embargo, es este espíritu festivo el que puede convertirse en un arma de doble filo.
Acorde a una investigación realizada por Second Love (otro sitio web destinado, en exclusiva, a los amoríos entre casados) Navidad y Año Nuevo son las fechas más propicias para cometer infidelidades. Y atención porque las invitaciones empresariales se han vuelto el lugar ideal para darle rienda suelta a esta fantasía.
Fechada en 2019 y con una muestra de dos millones de usuarios, la encuesta indica que siete de cada 10 usuarios esperan el cierre laboral anual para concretar un affaire con su compañero/a de trabajo.
Los motivos que se ocultan en esta red de mentiras, seducción y credenciales es la posibilidad de conversar en un clima distendido (con el clásico trinomio de música, alcohol y ropa elegante).
Vamos a los datos. En esta encuesta de Second Love, el 30% de los usuarios confirmaron que tuvieron sexo con un colega después de la fiesta corporativa de Año Nuevo; eso sumado a que el 65% admitió haber tenido algún tipo de acercamiento durante el agasajo.
Al parecer, el viejo consejo de jamás mezclar negocios y placer en la misma mesa puede obviarse con facilidad.
Tercera prueba
Aunque el público interesado varíe de país en país, las estadísticas de decenas de portales love dating llegan a los mismos resultados.
En un estudio de la app de citas Victoria Milan a 6.000 perfiles la evidencia persiste. Durante la encuesta, el 55% de los hombres registrados confesó haber besado a alguien en la víspera navideña.
Mientras, el 42% de las mujeres aceptó haber coqueteado con alguien de la oficina y aprovechar los eventos corporativos para estrechar la unión.
“En general, las infidelidades suelen concretarse con sujetos cercanos a nuestro círculo social. Esto se debe a algo tan simple como la facilidad para tener rutinas e intercambiar diálogos o solucionar imprevistos laborales en conjunto”, detalla Callejas.
“Causas hay cientos, puede ser la necesidad de volver a sentirse deseados, el aburrimiento, las crisis puertas para adentro o una verdadera química. A partir de ahí, el desenlace ya es asunto nuestro y ni siquiera a Santa Claus o Zoom deberíamos echarle la culpa”, acota Lencina.