La pandemia incrementó el temor a perder el empleo

La pandemia no sólo ha cambiado la manera de trabajar, pasando de lo presencial al home office, sino también creció el temor entre los trabajadores por los efectos que esa crisis sanitaria ha causado en las empresas. En ese aspecto, la consultora especializada en Recursos Humanos Randstad observó que en este segundo semestre que transcurre se registró un aumento importante del miedo de los trabajadores argentinos respecto a la posibilidad de perder el empleo, situándose en el 11,7%, 3,4 puntos porcentuales por encima de la marca de fines de 2019. Asimismo, y como una consecuencia esperable ante el deterioro de la confianza en el mercado laboral y un mayor miedo a perder el empleo, el Randstad Worknonitor del segundo semestre del año muestra que el nivel de satisfacción de los argentinos con su empleo actual muestra un leve incremento, situándose en un 75,4%, 0,3 puntos porcentuales por encima de la marca de fines del año anterior.

“El impacto económico de la pandemia ha tenido una fuerte incidencia en el mercado laboral y en las expectativas y precepciones que los trabajadores se forman sobre él. Si bien poco a poco se fue normalizando la productividad en la mayoría de los sectores e industrias, el nivel de actividad no ha sido suficiente para generar un volumen de nuevos puestos de trabajo en el sector privado formal, a excepción de algunos rubros y sectores esenciales, y esa percepción incide en la confianza de los trabajadores en el mercado laboral y el miedo a perder el empleo”, afirmó Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay.

Al analizar en la región el nivel de satisfacción con el empleo actual, los trabajadores mexicanos son los más satisfechos con su empleo (85,6%), le siguen los brasileños (78,2%), luego los argentinos (75,4%), y en último  lugar se encuentran los trabajadores chilenos (75,2%), mostrando el nivel más bajo de satisfacción laboral de toda la región.

“En situaciones de incertidumbre como la actual, es de esperar que los trabajadores tengan menor confianza en el mercado laboral y un crecimiento del miedo a perder el empleo tenga su contracara de un mayor nivel de satisfacción con su actual trabajo. Este combo hace que la movilidad laboral sea baja ya que son muchos menos trabajadores en búsqueda activa de un cambio de trabajo”, indicó Ávila.

La llegada de la nueva normalidad trae consigo el desafío de repensar no sólo los espacios de trabajo, sino también la manera de trabajar. El cambio exitoso comienza por comprender la cultura y se sostiene a través de la construcción de un músculo interno para liderar el cambio desde dentro de la organización.

Cualquier transformación empresarial o cultural que requiera que las personas cambien significativamente un aspecto particular de su vida o trabajo debe ser manejada con mucho cuidado, aún más si estos cambios afectarán las rutinas diarias de una persona: una nueva sede, un cambio en el diseño de la oficina o la introducción de nuevas formas flexibles de trabajo que fomenten el trabajo en equipo.

Según Ana González Ferrero, directora de Project Management de CBRE, una empresa global de servicios inmobiliarios, más del 80% de los empleados presentaron mayor satisfacción y más del 75% se perciben más productivos. Además, el proceso integral del Camino del Project Management permite una reducción promedio del 15-20% de los costos de ocupación y de la superficie mediante nuevas normas en el lugar de trabajo.

La adopción del cambio exitosa requiere construir relaciones fuertes y confianza con aquellos a quienes se les está pidiendo cambiar. Partiendo desde la base de que cada organización es única, es necesario personalizar el enfoque y entregables para alinearnos con la cultura, necesidades y presupuesto.

“A medida que las empresas y organizaciones comienzan a traer a sus empleados de vuelta al lugar de trabajo, los líderes tienen un papel crítico que desempeñar en no sólo la comunicación a sus equipos de los cambios, pero también ayudando a sus equipos a prepararse para la experiencia de volver a un entorno de trabajo dramáticamente transformado, y sentirse bien orientados sobre las prácticas de salud y bienestar esperadas mientras lo hacen”, afirma González Ferrero.