Las restricciones por la pandemia del covid-19 no impidieron que la fiesta de la Inmaculada Concepción se viviera en la Perla del Sur con la misma devoción que en anteriores celebraciones. En este año excepcional los fieles, respetando los protocolos epidemiológicos, participaron del tributo a la Virgen del Valle desde el frente de sus casas, sin aglutinamientos.
Los inmuebles fueron adornados con globos, guirnaldas y pasacalles en espera del recorrido de la imagen que, desde el inicio de la novena, visitó todos los barrios del municipio. El obispo José Melitón Chávez resumió: “a pesar de las dificultades, Dios permitió a su pueblo que festeje a su Madre. Y ésta celebración será una de las más recordadas de la Inmaculada”.
Algunos peregrinos se lanzaron ayer a cumplir promesas, pero en caravanas de autos y solo para formalizar sus saludos en el frente de la Catedral. Los misachicos improvisaron interpretaciones con bombos y flautas. Fue lo único que quebró en el microcentro la quietud de la mañana. Este año no llegaron los peregrinos de Los Arroyo (Aguilares), que fueron los más numerosos desde hace décadas; ni de Arcadia, El Molino, Gastona ni de los 25 barrios de la ciudad. El templo permaneció cerrado. El lema del Obispado fue: “no vengas que yo voy a tu casa”.
Por decreto del Poder Ejecutivo, ayer Concepción fue capital de la provincia. Pero no hubo ningún acto oficial por el acontecimiento. Solo se realizó una misa que ofició Chávez a las 9.30, y que se transmitió vía Facebook. “No quisimos invitar a ninguna autoridad por respeto a la gente que se quedó en su casa”, dijo.
Peregrinos
“Desde hace más de 30 años cumplimos con la Virgen con una peregrinación a pie. Salíamos a la madrugada para llegar a la misa de las 9, que era para los peregrinos. Este año no podíamos estar ausentes y nos lanzamos en autos y motos con la salida del sol”, comentó Héctor Córdoba, del paraje La Resbalada, en Alto Verde. “Otros años, a la fiesta la comenzábamos al atardecer del día previo a la marcha. Se rezaba y se escuchaban los misachicos. Ahora todo fue distinto por la pandemia”, añadió.
Pedro Antonio Rodríguez, de Alto Verde, heredó de sus padres la devoción que siente por la Virgen y por esa razón desde adolescente nunca dejó de participar de las peregrinaciones hacia la Inmaculada de Concepción y también, a veces, a la del Valle de Catamarca. Este año repitió la tradición, pero en vehículo. “Hemos traído nuestra imagen hasta el frente de la Catedral. Llegamos en autos y motos para evitar los apiñamientos. Lo hicimos para rogar que esta pandemia pase pronto”, sostuvo.
El obispo Chávez sostuvo que celebrar a la Virgen “es celebrar al pueblo de Dios que se recupera, recobra fuerza y tiene más aire para vivir”. “Gracias a su docilidad y sentido común, la gente entendió el mensaje de que no debía venir. Ha respondido con ese respeto por el prójimo en esta fiesta hermosa que vivimos y en la que se profundizó la fraternidad y el reencuentro con nuestros hermanos” apuntó el prelado.
Chávez ayer también participó de las celebraciones que se realizaron en Graneros y Simoca. Ahí tampoco hubo procesión ni se permitió ningún tipo de concentración.