La tragedia en ocasiones se ensaña con una familia. Ese ensañamiento, precisamente, están viviendo los seis pequeños hijos de Luis Armando Espinoza, el trabajador rural asesinado por policías el 15 de mayo de este año.
Además de haber perdido a su padre, en circunstancias de aquel homicidio, durante las primeras horas de hoy, la casa en la cual vivían -en Rodeo Grande, Villa Chicligasta- se incendió por completo, y perdieron todo lo que tenían: camas, demás muebles, ropas.
"Ardió todo. La casita quedó totalmente destruida", contó, entre lágrimas, Patricia Cuevas, cuñada y comadre de Luis.
El incendio, según agregó, se generó a partir de un corto circuito. "No había nadie, por suerte; los niños estaban con la abuelita. Se sintió una explosión y los cables comenzaron a arder. No se pudo salvar nada", añadió.
Dijo que los niños quedarán en casa de la abuela; pero se quebró al resaltar que nada, ni siquiera la ropa, les había quedado.
Señaló que desde que el fuego se inició y consumió la vivienda hasta las 17, cuando habló con LAGACETA.Com, nadie del Gobierno se les había acercado para ayudarlos. "La familia está pasando de nuevo por una etapa muy dura; ya no era fácil con los niños, que preguntaban por su papá, y ahora pasa esto", alcanzó a decir Patricia antes de llorar.
"Cuando recibimos a la familia de Luis Espiniza en la Legislatura nos compometimos a acompañarlos en este dificil momento. Hoy nos mostraron cómo avanzan las obras en la vivienda que construimos fundamentalmente para el bienestar de los seis hijos de Luis", había dicho el vicegobenador, Osvaldo Jaldo, el 26 de junio, cuando había visitado a los deudos del trabajador rural asesinado por policías.
Precisamente la instalación eléctrica de esa vivienda es la que hizo el cortocircuito y desencadenó el incendio, que devoró todo lo que tenía la familia.