Cartas de lectores

Tafí del Valle, ambiente en coma

He leído el editorial de LA GACETA (02/12), sobre la crisis de Tafi del Valle. Aprovecho este espacio para dar mi opinión. El municipio de Tafi del Valle fue creado el 06/06/1976 mediante la Ley 4.481 y está clasificado como de 3ra. categoría. En la Sección VII de la Constitución de Tucumán está contemplado el Régimen Municipal que debe cumplir. En los puntos 6  y 7 del artículo 134,  se indica que los municipios deben conservar y defender el patrimonio histórico, arquitectónico, artístico y proteger el medio ambiente. En el Valle de Tafí puede observarse: 1°) Manejo inadecuado de los residuos sólidos urbanos. 2°) Contaminación sonora y visual. 3°) Contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, del suelo y del aire. 4°) Falta de gestión de los residuos cloacales. 5°) Tránsito desordenado. 6°) Sin planificación urbana y carencia de un ordenamiento territorial. 7°) El patrimonio arqueológico está expuesto al pillaje y al vandalismo, lo mismo que la fauna y la flora. 8°) Degradación del paisaje y de los componentes culturales. Todos estos factores impactan negativamente en el ambiente del valle y no surgieron espontáneamente, son parte de un proceso de desatención, negligencia  e indiferencia que lleva años y ponen en evidencia la mala o nula  gestión de quienes gobernaron y gobiernan el municipio de Tafi del Valle. Hacen ver, también, la crisis, la irresponsabilidad y la falta de confianza que padece el sistema democrático representativo que tenemos: no se respetan ni se cumplen los mandatos constitucionales, ni las leyes. Podemos afirmar que el medio ambiente está en coma. El Intendente, sus funcionarios y el Concejo Deliberante  deberían comprender esto y hacer todo lo necesario  para que Tafi del Valle se desarrolle de modo sustentable.  

Juan Francisco Segura

Jubilados (I)

A partir de sus 60 y 65 años, respectivamente,  la los identifica como la clase pasiva.  También, y  cariñosamente por sus pequeños nietos,  como los “abu”,  con quienes es dable una excelente convivencia a través del mutuo afecto que se prodigan. Son recordados siempre en sus cumpleaños,  en el Día del Padre,  en tiempos de elecciones,  en momentos de reflexión, cuando se ejemplariza con ellos el sacrificio de toda una vida para sostener un hogar y construir el futuro de sus hijos.  Se los recuerda además y con dolor al emprender estos el camino hacia su morada final.  Jamás los recuerdan ni los escuchan quienes tienen a su cargo la toma de decisiones a la hora de brindarles un mayor beneficio que les permita vivir con dignidad, no sobrevivir, como lo hacen hasta ahora, con un magro salario en el ex granero del mundo.  No tienen líderes.  Nadie lucha por ellos.  Su presencia es molesta en muchos casos, hasta en el mismo hogar que lograron construir.  No sirve ya un mea culpa de nadie.  Tardío, él.  ¿Para qué? Hombres y mujeres olvidados a través del tiempo y la distancia, con sueños, ilusiones y esperanzas rotas. En el ocaso. Triste final para un guerrero. El que se burla de los viejos se burla de su propio porvenir.

Horacio Santos Retamoso

Islas Malvinas S/N

Aguilares

Jubilados (II)

El día 26 de noviembre, en la cola que  formamos los jubilados para cobrar nuestros magros salarios, sobre la vereda de calle la Rioja del banco, a pleno sol a las 11 de la mañana, el calor era insoportable. Sucedió que antes de entrar al banco, uno de los jubilados que estaban más cerca de la puerta sufrió una descompensación, se desmayó, y luego la espera siguió. Durante la caminata desde la esquina de Piedras hasta la entrada del banco por calle la Rioja, se pueden constatar los árboles que faltan, la sombra que se añora, el calor que aturde en la vereda. ¿Por qué no empezar el refallado o reposición del arbolado en el camino de los jubilados condenados a hacer y padecer largas colas por la vereda del sol, mientras los automóviles circulan por calle la Rioja? Para humanizar esto propongo cortar el tránsito desde General Paz a Las Piedras, desde las 8 hasta las 12.30, para que los jubilados podamos hacer cola por la vereda oeste de La Rioja, frente al banco, de manera de tener sombra a la hora de mucha radiación solar. Hago esta propuesta desde el sentido común para que antes de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, los jubilados tengamos, con medidas simples, una muestra de respeto.

René Carlos Roncedo

Jubilados (III)

A la luz de los ¿aumentos? de las jubilaciones del 5 % por decreto presidencial, para el mes de diciembre 2020, no bajaré mis brazos en el uso de la herramienta de la palabra escrita. Los distintos gobiernos de distinto signo político que pasaron por el poder repiten siempre los mismos errores; no llego a entender si no quieren, no saben o no pueden ejercer sus funciones con responsabilidad y solvencia patriótica para obtener los objetivos. El 31/05/2018 escribí: “Jubilados peligrosos”. ¿En qué se diferencian Mauricio Macri de Cristina Kirchner? Es más de lo mismo: para una los jubilados somos peligrosos, para el otro el pueblo es peligroso, cuando reclamamos ejercer nuestros derechos constitucionales de vivir con dignidad. Y ahora mi segunda pregunta: ¿No serán ellos los peligrosos? De una vez por todas deben entender que los viejos no somos fríos porcentajes de las estadísticas; somos seres humanos de carne y hueso que necesitamos y merecemos vivir nuestros últimos años disfrutando del “Jubileo” bíblico, origen del término “jubilación” la que debe ser nuestra bendición. Qué bueno sería que alguna vez escuchen nuestra voz. Según lo que se dicen entendidos en la materia previsional, nuestro sistema previsional actual es inviable. Ninguna de las recetas que se vienen aplicando hasta la fecha dio resultado. Los opinólogos diagnostican el problema, pero los especialistas no encuentran la solución.  Creo que lo más acertado, para llegar a una distribución equitativa y permanente de los ingresos de nuestra clase pasiva, es la eliminación de incrementos espasmódicos, ya sea vía decretos o vía Ley de Movilidad (en sus distintas modalidades) y aplicar el 82% Móvil, ley aprobada por unanimidad por el Congreso de la Nación y vetada por el Poder Ejecutivo. Para que ello sea posible es necesario e imprescindible lo que vengo pregonando desde hace años, la gran unidad nacional y que se concrete la reforma integral del Estado, política, judicial, previsional y laboral, comenzando con la elefantiásica e ineficiente burocracia de la administración, la que deberá incluir a los sindicatos y la reformulación de las Leyes Laborales (sin excluir los derechos adquiridos, que constituyen verdaderos derechos humanos). Para que nuestro sistema Previsional sea sustentable, se debe usar herramientas existentes, como el “Fondo de Garantía de Sustentabilidad” creado por Ley y totalmente desvirtuado por sus ineficientes administradores, al haberse usado sus fondos para fines totalmente ajenos a los Jubilados su, verdaderos beneficiarios. Lo más importante para que esta solución sea viable, será la de erradicar por Ley del Congreso de la Nación el trabajo en  negro, ya que más  la mitad de los trabajadores de la masa laboral no están registrados, con el consiguiente perjuicio para los propios trabajadores y sus familias, que no poseen beneficios sociales y por ende jamás podrán acceder a su jubilación. Esta situación es responsabilidad por la connivencia de empresarios y trabajadores, que vienen sosteniendo esta incalificable injusticia, y por la pasividad del los gobernantes por no tomar cartas en el asunto. Fomentar el trabajo registrado “en blanco” hará posible la reconstitución de las Cajas Previsionales (Anses) por los imprescindibles aportes patronales y los generados por los trabajadores. Está matemáticamente comprobado que para que el Sistema Previsional sea viable es necesario el aporte de cuatro asalariados con sus salarios justos, para solventar a un jubilado o pensionado.

Federico Yurcovich

“El médico que perdió el tren”

Te acordás hermano… Qué tiempos aquellos… Hermano, ¿te acordás cuando existía el médico rural? Ese era el hombre abnegado y apasionado de la medicina, que a veces, en la inclemencia del tiempo, recorriendo kilómetros de viboreantes senderos y caminos, a caballo, en mula, en sulky o en carretas llegaba a los pueblos perdidos en el campo para curar enfermos. Uno de estos médicos fue el doctor Laureano Esteban Maradona, nacido en Esperanza, Santa Fe, el 4 de julio de 1895, quien al poco tiempo de recibirse de médico se instaló en la ciudad de Resistencia, Chaco. En 1932 viajó al Paraguay cuando comenzaba la guerra paraguayo-boliviana, ocasión que se presentó como médico en la contienda para curar a soldados heridos, sin tener en cuenta a qué bando pertenecieran. Por esa actitud, en la ciudad de Asunción fue detenido por poco tiempo, en la creencia de que era un espía. En 1935, al finalizar la guerra, el doctor Maradona, habiendo sentido nostalgia de recuerdos de sus orígenes, decidió regresar a Buenos Aires, por lo que se trasladó a la ciudad de Formosa, a fin de tomar el tren que lo llevaría a Salta y Jujuy para conocer lugares históricos y después pasar por Tucumán a visitar a su hermano Juan Carlos, que era intendente de la ciudad. Una vez acomodado en el tren que hacía el recorrido Formosa-Embarcación (Salta) llegó a la estación de la localidad de Estanislao del Campo (Formosa) donde el tren tenía que demorar más de dos horas para cambiar la máquina. En este momento, alguien que sabía que él era médico le pidió atender a una parturienta que se encontraba en el pueblo, enferma y que hacía tres días no podía tener familia, por lo que se fue al lugar y, como la vio muy grave, se quedó para atenderla. Luego regresó a la estación para continuar viaje, pero resulta que ahí, en esa dependencia lo estaban esperando varios enfermos que llegaron de los pueblos de Ibarreta, Comandante Fontana, Pozo del Tigre y otros para ser asistidos, por lo cual no pudo continuar el viaje y perdió el tren y un puesto que tenía reservado en Buenos Aires. Así se quedó en esa localidad de Estanislao del Campo hasta su ancianidad, dedicándose a cuantos pacientes lo necesitaran, ya sean indígenas (en su mayoría) y todo habitante de los pueblos vecinos, sin cobrar nada para curarlos. Con el paso de los años, alguien escribió que el doctor Maradona, aparte de haber sido médico en la Guerra del Chaco, curó a indios y a leprosos; que trazó senderos en la selva, que escribió más de una docena de libros sobre la naturaleza, la zoología y la botánica del Chaco Paraguayo; que fundó escuelas; que renunció a todos los honores y que jamás cobró un peso para curar. De esta manera, el doctor Esteban Laureano Maradona, es el hombre, el médico que perdió el tren y que falleció el 14 de enero de 1995, a casi 100 años de su nacimiento, habiendo sido sepultado en la ciudad de Santa Fe. Hermano... ¡qué hombres aquellos!

Guillermo Corbalán Costilla

Marcos Paz 640

San Miguel de Tucumán

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