Pasan los días y nada cambió. El recuerdo de Diego Armando Maradona sigue intacto desde su fallecimiento. Fueron 48 horas vertiginosas, llenas de emociones, dolor y tristeza. Hubo un aluvión de homenajes alrededor del mundo. Grandes figuras del fútbol, pero también de otros deportes, se rindieron ante la grandeza de un hombre que era capaz de hacer milagros futbolísticos con una pelota. Las redes sociales se inundaron de mensajes. Aparecieron anécdotas desconocidas para muchos y fotos todo tipo junto al astro. Fue tapa de los diarios en todo el mundo y el tema no desaparece de los medios. Siempre hay algo para contar. Bueno o malo. Alegre o triste. Simple o polémico. Cambia la escenografía, pero no el personaje.
Los tucumanos tuvieron la suerte de disfrutar de su talento en numerosas ocasiones. Futbolistas o simples aficionados estuvieron cerca suyo. Para compartir un momentos, para enfrentarlo o para disfrutarlo. La lista es larga y esas historias van saliendo a la luz en forma lenta pero continua. Una de las últimas la contó Hugo Moreno, un defensor que en los años 70 y 80 disputó más de un centenar de partidos en el fútbol argentino, defendiendo las camisetas de Atlético, San Lorenzo y Estudiantes de La Plata. Una foto que su hijo publicó en las redes sociales y muestra a ambos en un partido entre Boca y el “Ciclón” del Metropolitano 81 permitió conocer de esa relación que trascendió incluso fuera de los campos de juego. El tucumano admitió que enfrentarlo fue grandioso pero al mismo tiempo un desafío enorme que exigía 90 minutos de concentración al máximo. “Los defensores teníamos que estar preparados para cualquier cosa, porque él tenía 500 pinceles para pintarte la cara de distintos colores”, indicó, para reflejar el talento que tenía para entregar cada vez que ingresaba a una cancha.
Más vale tarde que nunca, suele decirse y así lo entendieron Los Pumas, que después de una semana difícil por la reacción popular que cuestionó la decisión de no rendirte tributo al ex capitán del seleccionado argentino de fútbol frente a los All Blacks -ellos sorprendieron al mostrar una camiseta de Nueva Zelanda con su nombre y el número 10-, finalmente realizaron ayer un homenaje en el duelo contra Australia, que empataron 16 a 16, en el cierre del Tres Naciones. El equipo de Mario Ledesma salió a la cancha con un parche en la manga izquierda de la camiseta con el número 10 y un crespón negro. “Pedimos perdón porque la gente se sintió muy dolida”, indicó el DT de Los Pumas. Aquella omisión derivó en un escándalo cuando usuarios de Twitter sacaron a la luz de antiguos posteos xenófobos y discriminatorios del capitán Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino. La UAR los sancionó en primera instancia, pero luego les levantó el castigo. Igual, ninguno jugó ayer.
Maradona fue una figura que llevaba en su corazón la camiseta celeste y blanca sin importarle el deporte, la competencia o el momento. Supo acompañar y alentar a Los Pumas y otros seleccionados. Cada triunfo argentino lo disfrutaba como propio. Diego se mantiene vigente. Sus hazañas siguen ahí y se las puede recordar en videos, películas o documentales que se repiten si parar. Es lo que buscan aquellos que admiraron al futbolista. Otros, en cambio, prefirieron enfocarse en otros temas. Ellos también obtuvieron una buena porción a partir de su desaparición física porque pueden enfocarse en la investigación judicial y en la pulseada por la herencia de sus bienes y la explotación de imagen. Así fue la vida de Maradona y nada cambiará después de su muerte.