29 Agosto 2004
Está comprobado que la salmonella -bacteria que hallaron en el análisis bromatológico de la mayonesa que consumieron los 170 intoxicados en el casamiento de Burruyacu- puede desarrollarse dentro del mismo huevo. "De ahí que, muchas veces, preparar en el hogar la mayonesa con huevos caseros constituya un gran riesgo para la salud. Obviamente, sin que la familia sepa, el producto final será la elaboración de un alimento contaminado que terminará intoxicando en mayor o en menor medida -todo dependerá de cada organismo- a quienes lo ingieran", advirtió a LA GACETA el profesor de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la UNT y jefe del servicio de Gastroenterología del Hospital Padilla, doctor Francisco Palazzo.
La salmonella, según explicó el especialista, es un germen que puede provocar cuadros muy graves de deshidratación -especialmente en niños y en ancianos-; sobre todo, si se trata de la salmonella typhi (que produce tifus), que felizmente no es la que provocó la intoxicación en Burruyacu.
"Este lamentable hecho nos debe llamar a la reflexión y a tomar conciencia sobre el peligro que significan las comidas contaminadas, o cuando no se respeta la cadena de frío de varios alimentos, especialmente de carnes, fiambres y embutidos", subrayó Palazzo.
Carnes y embutidos
El docente de la UNT remarcó que hay que tener mucho cuidado cuando se compran en los supermercados salchichas, hamburguesas, chorizos y otros embutidos. No sólo hay que observar la fecha de vencimiento de los productos y comprarlos en lugares seguros -jamás, en la vía pública- sino que, una vez retirados de las góndolas refrigeradas no pueden permanecer más de media hora en el baúl del auto, por ejemplo. "Está comprobado que las carnes rojas y blancas, y los alimentos crudos elaborados con carne molida comienzan a descomponerse o a desarrollar bacterias después de media hora de cortada la cadena de frío, proceso que se acelera cuando hace calor", reiteró el doctor Palazzo.
Pozos colmatados en Burruyacu
Hasta anoche, en el hospital de Burruyacu quedaban internados tres de los 170 pacientes intoxicados en la boda realizada hace una semana en esa ciudad, y que recibieron asistencia en el nosocomio. "Felizmente, las personas a las que les dimos el alta ya están bien. Fue una semana estresante y muy triste para los habitantes de Burruyacu", señalaron a LA GACETA la directora del hospital, Luisa Pérez, y el médico de turno, Julio Barreto. Los profesionales confesaron que están molestos porque el servicio de catering contratado para la fiesta no estaba inscripto en el Siprosa, y porque hay fallas en el control bromatológico.
La doctora Pérez comentó también que el viernes tuvo que sortear otro obstáculo, cuando se colmataron los pozos ciegos y las cámaras sépticas del hospital. El intendente de esa ciudad, Jorge Abraham Leal, subsanó el problema con ayuda del intendente de Banda del Río Salí, Camilo Khoder, quien le prestó un camión especial para desagotar pozos negros. Leal personalmente había hecho el trámite, ya que no funciona la vieja unidad del Siprosa, que tiene más de 25 años.
Proyectos de fiscalización
Los legisladores Juan Siviardo Gutiérrez y Víctor Alfredo Lossi presentaron en la Cámara un proyecto de ley, a la que se deberán ajustar los organismos encargados del control bromatológico y los fabricantes de alimentos para consumo humano, de la provincia.
"A los efectos legales y técnicos -consigna el proyecto -, sólo se entenderá que un alimento es apto para ser consumido por la población, cuando se ajuste al marco normativo del Código Alimentario Argentino y sus modificaciones; las normas sanitarias y esta ley".
Por otra parte, el Concejo de la capital aprobó un proyecto de resolución sobre la regulación de la venta callejera de alimentos. Otros dos proyectos de ordenanzas sobre el mismo tema están en comisión. El legislador Hugo Danesi, autor de las iniciativas, señaló a LA GACETA que debe prohibirse totalmente la venta de alimentos en la vía pública. "No podemos seguir tolerando la venta ambulante que, además de poner en riesgo la salud de la población, es ilegítima", indicó.
La salmonella, según explicó el especialista, es un germen que puede provocar cuadros muy graves de deshidratación -especialmente en niños y en ancianos-; sobre todo, si se trata de la salmonella typhi (que produce tifus), que felizmente no es la que provocó la intoxicación en Burruyacu.
"Este lamentable hecho nos debe llamar a la reflexión y a tomar conciencia sobre el peligro que significan las comidas contaminadas, o cuando no se respeta la cadena de frío de varios alimentos, especialmente de carnes, fiambres y embutidos", subrayó Palazzo.
Carnes y embutidos
El docente de la UNT remarcó que hay que tener mucho cuidado cuando se compran en los supermercados salchichas, hamburguesas, chorizos y otros embutidos. No sólo hay que observar la fecha de vencimiento de los productos y comprarlos en lugares seguros -jamás, en la vía pública- sino que, una vez retirados de las góndolas refrigeradas no pueden permanecer más de media hora en el baúl del auto, por ejemplo. "Está comprobado que las carnes rojas y blancas, y los alimentos crudos elaborados con carne molida comienzan a descomponerse o a desarrollar bacterias después de media hora de cortada la cadena de frío, proceso que se acelera cuando hace calor", reiteró el doctor Palazzo.
Hasta anoche, en el hospital de Burruyacu quedaban internados tres de los 170 pacientes intoxicados en la boda realizada hace una semana en esa ciudad, y que recibieron asistencia en el nosocomio. "Felizmente, las personas a las que les dimos el alta ya están bien. Fue una semana estresante y muy triste para los habitantes de Burruyacu", señalaron a LA GACETA la directora del hospital, Luisa Pérez, y el médico de turno, Julio Barreto. Los profesionales confesaron que están molestos porque el servicio de catering contratado para la fiesta no estaba inscripto en el Siprosa, y porque hay fallas en el control bromatológico.
La doctora Pérez comentó también que el viernes tuvo que sortear otro obstáculo, cuando se colmataron los pozos ciegos y las cámaras sépticas del hospital. El intendente de esa ciudad, Jorge Abraham Leal, subsanó el problema con ayuda del intendente de Banda del Río Salí, Camilo Khoder, quien le prestó un camión especial para desagotar pozos negros. Leal personalmente había hecho el trámite, ya que no funciona la vieja unidad del Siprosa, que tiene más de 25 años.
Proyectos de fiscalización
Los legisladores Juan Siviardo Gutiérrez y Víctor Alfredo Lossi presentaron en la Cámara un proyecto de ley, a la que se deberán ajustar los organismos encargados del control bromatológico y los fabricantes de alimentos para consumo humano, de la provincia.
"A los efectos legales y técnicos -consigna el proyecto -, sólo se entenderá que un alimento es apto para ser consumido por la población, cuando se ajuste al marco normativo del Código Alimentario Argentino y sus modificaciones; las normas sanitarias y esta ley".
Por otra parte, el Concejo de la capital aprobó un proyecto de resolución sobre la regulación de la venta callejera de alimentos. Otros dos proyectos de ordenanzas sobre el mismo tema están en comisión. El legislador Hugo Danesi, autor de las iniciativas, señaló a LA GACETA que debe prohibirse totalmente la venta de alimentos en la vía pública. "No podemos seguir tolerando la venta ambulante que, además de poner en riesgo la salud de la población, es ilegítima", indicó.
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