Sergio Michel Díaz salió de su departamento y cruzó la calle Balcarce en dirección al Hospital Centro de Salud. El médico especialista en Terapia Intensiva no se dirigía a su lugar de trabajo a salvar vidas, como lo había hecho durante los últimos 12 años. Esta vez iba a que sus compañeros de todos los días lo salven: la fiebre y el cansancio no cesaban. Tenía covid-19.
Al día siguiente, le hicieron transfusión de plasma, pero su cuadro siguió agravándose. Tres días después, necesitó de un respirador para seguir viviendo. Tras ocho días de lucha falleció el 5 de octubre a los 52 años.
Es uno de los 25 profesionales de salud en actividad que murieron a causa de la Covid-19 en Tucumán, según cifras del Ministerio de Salud de la provincia.
El doctor Díaz, que también hacía guardia en los sanatorios 9 de Julio y Cimsa, era paciente de riesgo, le cuenta a LA GACETA su prima hermana, Ana Raffo. Tenía hipertensión, diabetes y asma.
A fines de marzo, el Poder Ejecutivo decidió dar licencia al personal que tuviera esas comorbilidades. “(Sergio) pidió la licencia de forma verbal, no formalmente. Él tenía miedo por las comorbilidades, pero ha sido un terrible trabajador, estuvo trabajando hasta último momento en la Terapia Intensiva. Amaba su trabajo y dio su vida por él”, cuenta su esposa, Nancy Leal (52).
Ella es pediatra y también tuvo coronavirus. Pasó la enfermedad en su departamento, junto a sus dos gemelos de 11 años y su empleada doméstica, mientras su esposo estaba internado.
Hoy padece el dolor por la muerte y por las secuelas que le dejó la enfermedad. Está siendo asistida por el Sistema Provincial de Salud, a través del secretario Ejecutivo Médico, Luis Medina Ruiz.
Morir en pandemia
En la sala velatoria, por protocolo, sólo pudieron ingresar a ver el cajón cerrado cinco familiares durante 15 minutos. En el cementerio sólo les permitieron tres minutos para ver el entierro. “Morirse en pandemia es más triste de lo normal. El cajón podría haber tenido un vidriecito para que la esposa vea el rostro de Sergio, porque ella no lo había vuelto a ver desde que él salió de su casa caminando (a internarse). Fue muy shockeante”, explica la prima del doctor Díaz.
Recuerdo
La familia dice que el doctor Díaz se desvivía por sus pacientes, que era un padre excelente y muy amoroso con sus “pollitos”, como llamaba a sus hijos.
El 9 de octubre, fue homenajeado por una treintena de compañeros del Centro de Salud, los mismos que trataron de hacer lo imposible por salvarlo. Soltaron globos celestes y blancos, contaron anécdotas y ponderaron sus valores. No quisieron que su muerte pase desapercibida.
Por decisión de la ministra de Salud, Rossana Chahla, hoy una unidad de terapia intensiva de ese hospital lleva el nombre de Sergio Michel Díaz.