El año de la pandemia. La promoción 2020. El ministro Juan Pablo Lichtmajer quiere esa foto en un portarretrato del living de las casas de los chicos y de los docentes. También la quiere para él, como prueba irrefutable de que en Tucumán hubo clases y evaluaciones. Quiere distanciarse de ese 80% de estudiantes del país que no tuvo pruebas en todo el año según el Observatorio Argentinos por la Educación. Quiere la evidencia en 90.000 alumnos de jardín, primario, secundario y terciario que conforman esta borrascosa pero a la vez airosa promoción 2020.
Durante estos días, los docentes se hicieron mala sangre preguntándose si tendrían que hacer un bolsillo común para comprar la lavandina y los pergaminos, porque durante el año pocos contaron con dinero para limpiar las escuelas. De pronto quedaron azorados cuando el ministro anunció (se lo tenía bien guardado) que había acordado con el gobernador Juan Manzur destinar una suma extraordinaria de $ 100 millones de fondos provinciales para el aprestamiento y puesta en condiciones de las escuelas, con compra de elementos de bioseguridad como exige el protocolo aprobado ayer por el COE. Ya se veían algunas maestras fabricando ellas mismas los barbijos para los chicos. Pero el caso es que la escuela los va a proveer.
- ¿Por qué un acto presencial cuando todo el año fue virtual?
- Me parece que se lo merecen los chicos. Es un homenaje para ellos que han podido sostener su escolaridad en tiempos muy difíciles. Esta terrible pandemia ha afectado más que nada a los dos extremos de la sociedad, a los más grandes y a los más chicos. Los estudiantes son el ejemplo de que en Tucumán la educación no se detuvo y merecen un reconocimiento. El cierre de un ciclo tiene un aspecto simbólico, y esto se decide a partir de los diálogos con ellos y con los docentes, no es una decisión que toma un ministro en un soliloquio. Es una demanda de los propios alumnos y alumnas. Hay una necesidad emocional de ellos, porque hay que cuidar también la salud emocional. Yo creo que cuando todo esto haya pasado, no puede faltar esa foto en el álbum familiar. Decir: yo soy de la promoción 2020.
- ¿Se hizo un relevamiento de la situación edilicia de las escuelas, del estado de los baños y si cuentan con agua potable?
- Hicimos un relevamiento. Identificamos las escuelas donde hay dificultades y elevamos un informe al Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enhosa) para que se solucionen los problemas estructurales. Pero además venimos de una desinversión de los cuatro años de Macri que fue muy fuerte. Uno lo ve en los presupuestos. Por eso veo con mucha expectativa el diseño y la aprobación en Diputados del presupuesto 2021. Volviendo al tema: esta partida extraordinaria de fondos provinciales es exclusivamente para hacer posible los actos, para comprar insumos de limpieza, de protección y todo que hace al cumplimiento del protocolo que se proveerá a través de la Secretaría de Bienestar Educativo, que se creó en esta gestión.
- ¿Cree que las escuelas estarán en condiciones de cumplir con el protocolo?
- Hemos realizado un protocolo pensando en la gran variedad de situaciones de las escuelas. Casi todas tienen patios techados, con buena ventilación. Vamos a trabajar para que el entorno escolar sea seguro, pero tengamos en cuenta que hay también una responsabilidad social, y que es fundamental que las medidas se cumplan en forma individual. Las fechas de los actos se decidieron acorde a las condiciones epidemiológica, con 45 días de anticipación y seguimos atentos a los indicadores. Todo esto al tiempo que vemos se han ido habilitando muchos sectores. La gente va al banco, a los bares, al gimnasio..., los chicos mismos tienen espacios que han sido habilitados. La escuela es un lugar muy seguro donde circula menos gente y se respeta la normativa.
- ¿Cómo se imagina la escuela a partir del año próximo?
- La historia es irreversible. Lo digo como historiador. La historia nunca vuelve atrás. No se puede volver al mundo anterior a la pandemia. Sí creo que las actividades que son parte de la vida, desde un evento artístico hasta la cotidianidad escolar van a volver, pero nos dejan una enseñanza al mundo. En primer lugar tenemos que aprender a vivir en serio cumpliendo las normas. No hay nada más importante que la escuela pueda enseñar esto. En segundo lugar, la esperanza de la humanidad no está puesta ni en el dinero ni en las armas ni en la fama, sino en la ciencia, porque es la que encontrará el antídoto para esta pandemia. El conocimiento va a salvar a la humanidad. Aunque volvamos a la presencialidad la virtualidad llegó para quedarse. El libro y el pizarrón son irremplazables, pero la virtualidad nos da un nuevo concepto pedagógico, nos permite la construcción colectiva del conocimiento, para pasar del ‘yo enseño’ al ‘nosotros aprendemos’.