Sobre la ruta 9, a 65 kilómetros al sureste de San Miguel de Tucumán, hay una franja de al menos 300 metros en la que un viajero desconoce con exactitud si está situado en suelo santiagueño o si aún no ha cruzado el límite interprovincial. De un lado, tras pasar el peaje La Florida, un arco extenso marca el puesto tucumano Cabo Valentín Jiménez. Del otro, las autoridades de Santiago del Estero vigilan con recelo el control vecino de Yutu Yacu. Lo cierto es que estar ubicado en ese espacio indica que la intención es ingresar o salir de la provincia. Y que, en este 2020 pandémico, la misión está atravesada por numerosos obstáculos, reveses y demoras.
A pesar de la tormenta, el tránsito fue persistente el martes hasta las 22, horario en el que el acceso es cerrado por 10 horas para los vehículos particulares. Sin pausa, miembros de la Policía y del Siprosa efectuaban controles que por protocolo varían según el caso. Para los transportistas, el paso es fluido por una vía exclusiva luego de exhibir -de forma veloz- documentos a las fuerzas de seguridad (tienen permitido el paso de 7 a 23). El resto de los viajeros, en cambio, pueden acceder por otros carriles sólo si acreditan varios requisitos más y, en general, esperar una hora (el tiempo puede extenderse toda la noche).
¿A qué se deben las diferencias entre camioneros y particulares? Además de razones de abastecimiento, responden a las exigencias establecidas por el Comité Operativo de Emergencia (COE) para entrar por vía terrestre y permanecer en la provincia. “Los particulares deben presentar el permiso nacional de circulación, la autorización del COE y el hisopado PCR de 48 horas de antigüedad con resultado negativo. Si no tienen algún papel, debemos llamar al COE para ver si autorizan su ingreso. Depende de si son residentes”, explicó a LA GACETA el cabo Julio Figueroa, que estaba a cargo de la guardia.
Tras chequear que todo esté en regla, los policías fotografían la patente del vehículo y los DNI de todos sus pasajeros. El objetivo es enviar las imágenes a la terminal de ómnibus de la Capital, sitio al que deben dirigirse de forma obligada los viajeros desde la ruta 9. “Sí o sí tienen que pasar por ahí para ser registrados, más allá de que su destino sea otro punto alejado de la provincia. Si no lo hacen, puede tener problemas porque allá los esperan con sus datos”, advirtió el uniformado.
Lorena Suárez y José Luis Lazarte retornaron a Tucumán anteayer luego de permanecer 10 días en la ciudad bonaerense de Pilar. Llegaron unas horas antes del cierre de la ruta y las puertas de su auto habían sido fajadas en Santiago del Estero. “Nos fuimos por fuerza mayor; mi hermana está enferma. En las otras provincias no nos pidieron casi nada y acá nos tienen demorados. Exigen una PCR de 48 horas y en el centro de covid de Pilar daban los resultados en 72 horas. Es ilógico”, protestó Suárez, de copiloto.
La pareja pudo partir luego de que se sumara otro vehículo cuyos pasajeros también deseaban ingresar a la provincia. “Por lo general, esperamos a armar caravanas de tres a cinco autos para que vayan juntos a la terminal. Sólo en casos de extrema fuerza mayor, y con autorización del COE, podemos dejar pasar a personas que no tengan hisopado”, aclaró Yamila González, promotora del Siprosa. Bajo una lluvia persistente, ella y dos colegas controlaban, junto a la Policía, la documentación de los viajeros particulares. “Siempre que se pueda comprobar la práctica del test, se puede contemplar alguna diferencia horaria”, respondió ante una consulta.
Desde hace algunas semanas, las autoridades de Salud no practican testeos en el puesto Cabo Valentín Jiménez. “Se realizaban a los camioneros. Hoy (por el martes) se retiró el trailer”, especificó José Luis Pérez, agente sanitario. “Nosotros verificamos ahora a los particulares. Por lo general, la gente está informada, pero algunos vienen sin nada. Todos deben dirigirse a la terminal para dar constancia de su ingreso y avisar si pronto deben salir otra vez”, insistió González. La mayoría de los viajeros -contaron- justifican su travesía por retoro a la provincia después de varios meses o porque deben asistir a familiares.
Según las estimaciones del personal policial, por día ingresan cerca de 30 vehículos particulares y unos 200 camiones. “A los transportistas se le toma los datos y se les pide una constancia de testeo, que tiene mayor duración de vigencia. Se les pregunta de dónde vienen y hacia dónde se dirigen”, desarrolló el cabo Figueroa.
Otra tierra, otras reglas
A 300 metros del área de operaciones del personal tucumano, en el puesto de Yutu Yacu, los criterios son tan distintos como el acento y el color del chaleco de los uniformados. “Lo esencial, primero, es que los particulares que quieren entrar a Santiago del Estero presenten una PCR de 72 horas o un test rápido de 24. Luego, un permiso de circulación de la Nación y, a partir de esos requisitos, elaboramos un informe y consultamos a nuestro Comité de Emergencias si pueden entrar. La respuesta puede ser favorable o no, y no hay un tiempo determinado de espera”, dijo a LA GACETA el oficial Richard Alderete. El acceso funciona de 7 a 22, y los controles también varían para camioneros. “Si el municipio adonde se dirigen los particulares establece restricciones horarias, avisamos que no podrán ingresar si ya pasó esa hora. Varios pasan la noche esperando en la banquina y se enojan”, añadió el santiagueño.
Sorpresa a última hora
Tras viajar desde Mar del Plata, a las 21.50 ingresó el último auto del martes a Tucumán. Diez minutos después, se presentó en el acceso una pareja de Buenos Aires que deseaba pasear por los Valles y que no contaba con ninguno de los papeles exigidos. “Tratamos de averiguar en mil lados y no conseguimos información. No tenemos problema en hacernos el hisopado de forma privada; si veníamos con uno de 48 horas se iba a vencer”, expresaron Emanuel Carelli y Anna Tchijova (foto). La Policía les respondió que debían consultar al COE y les solicitó que se quedaran en el lugar hasta la mañana siguiente. Finalmente, según pudo averiguar este diario, los viajeros continuaron su travesía ayer.
Pedido de ruralistas
Apronor ofrece reactivos y pide a salud que haga tests en el límite
La situación de los productores agropecuarios que deben viajar entre Tucumán y Santiago del Estero por razones laborales es particular. Tras el acuerdo que lograron ambas provincias en septiembre, se flexibilizó la logística de los traslados y se redujeron los conflictos. Sin embargo, la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor) advirtió que aún existen trabas, y que algunas ocurren por actos de Tucumán. “Nosotros debemos pasar con un test. Hasta hace un mes, Salud los hacía en los puestos de egreso. Ya no y debemos trasladar a nuestro personal a los laboratorios de la ciudad. Lo que venimos pidiendo, sin respuesta aún, es que vuelvan a hacerse en los CAPS limítrofes. Nosotros ofrecemos comprar por mayor los reactivos; pasamos prospecto y presupuesto. Es necesario por practicidad”, dijo Roberto Palomo, directivo de la entidad. Otro planteo de los ruralistas es que en los puestos santiagueños “aún hay personal que exige cuarentena de 14 días”.