Más allá de que la AFA todavía debe decidir el formato de disputa de la definición de la Primera Nacional, por ahora el 21 de noviembre figura como fecha clave para que la pelota vuelva a rodar en la principal categoría de ascenso. Sin embargo, San Martín todavía no sabe cómo será su ruta deportiva tras el paso de la pandemia y los numerosos inconvenientes que aparecieron en su camino.
Lo único cierto, es que si el “Santo” volviera a jugar de manera oficial en esa fecha, habrán pasado 251 días de su último partido oficial; disputado el 15 de marzo, en la derrota 0-1 ante Brown de Adrogué.
Desde esa fecha, serían ocho meses y seis días de parate, algo realmente inusual en la vida del club. “Nunca antes pasó algo así”, le explica a LG Deportiva el investigador de la historia de la institución, Ramiro Villa.
De acuerdo a su relato, en la época en la que San Martín competía en los torneos locales estaba todo medianamente calculado. Los torneos comenzaban entre finales de marzo y principios de abril y finalizaban a mediados de noviembre. “El receso era de tres meses y medio, o cuatro, como mucho”, asegura.
Luego, con la llegada de las competiciones nacionales, ese período terminó siendo mucho menor. En el viejo Nacional B o en los torneos de Primera división, el parate a lo sumo llegaba a dos meses.
Sin embargo, hubo un tiempo oscuro en la historia deportiva del club en el que el “Santo” debió hacerle frente a algún período mayor sin competencia.
En 2002, San Martín navegaba sin rumbo en lo deportivo. Tras haber descendido de la B Nacional al Argentino A, el equipo no encontraba un norte y, para colmo, no pegaba una mano buena. En aquel entonces, la tercera categoría de nuestro fútbol se dividía en dos zonas en las que los dos últimos de cada una, descendían.
En aquel entonces, el “Santo” había finalizado octavo. Pero la deserción de un participante, hizo que los octavos de cada grupo definieran en un duelo mano a mano quién perdía la categoría. Así, el 5 de mayo de 2002, cayó en Río Cuarto contra Cipolletti y sentenció su suerte.
“Fue un duro golpe, sobre todo porque para volver a competir debió esperar mucho tiempo”, afirmó Villa. Recién a mediados de octubre de ese año, comenzó su camino en el Argentino B. Sí, fueron cinco meses eternos para una institución que sufría las consecuencias deportivas.
Pero ahora, la pandemia pegó mucho más duro. Sin premio para un equipo que venía cumpliendo una gran campaña, San Martín vio cómo perdía en lo deportivo, lo económico y cómo se le desarmaba un plantel que había hecho las cosas casi a la perfección.
El parate será de poco más de ocho meses siempre y cuando el “Santo” empiece el 21 de noviembre, cosa que no parece tan probable de acuerdo a los formatos que se manejan.
En La Ciudadela esperan que la extensa espera se corte de una vez por todas. Esta semana debería quedar todo definido.
A trabajar
Hoy desde las 8.30, en el complejo “Natalio Mirkin”, el plantel “santo” retomará los entrenamientos tras la jornada libre de ayer. El cuerpo técnico comenzará a darle forma al equipo que el próximo sábado disputará el primer amistoso de preparación.