Futbolero de ley, fanático de Atlético y apasionado por su profesión. Así es Pablo Rubino, el neurocirujano que formó parte del equipo que el martes operó a Diego Maradona en la Clínica Olivos, tras comprobarse que el entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata había sufrido un hematoma subdural en la cabeza. El médico tucumano es un gran admirador del “10”, a quien conoció minutos antes de la cirugía. “Como futbolero siento una gran emoción ya que se trata del mejor jugador de fútbol de la historia , aunque una vez en el quirófano asumo la misma responsabilidad y pasión con cada uno de mis pacientes”, le cuenta a LG Deportiva en un breve diálogo que mantuvo antes de comenzar otra larga jornada de trabajo con varias operaciones programadas.
Rubino no quiere dar detalles de la cirugía. Fiel al perfil, delegó esa responsabilidad en Leopoldo Luque, amigo y médico personal de Maradona, quien lo llamó unas horas antes para que aporte su experiencia y capacidad. Hace siete años, el tucumano formó parte del equipo que intervino exitosamente a la entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en la Fundación Favaloro. “Uno lleva la vocación en el alma. Cada vez que hay una operación, sea quien sea el paciente, doy todo de mí”, repite este médico de 49 años que está casado con María José Cotella y es padre de Agostina, Paulina y Nicolás.
Pasión “decana”
En 1997, Rubino dejó la provincia para hacer su residencia en el hospital Francés, en Buenos Aires. Luego se especializó en neurocirugía y actualmente es el jefe del área en la Clínica Olivos, donde permanece internado Maradona. Nunca olvidó sus orígenes y sigue vinculado a Tucumán a través de su familia y amigos. Además, no se pierde partido de Atlético. Disfruta los triunfos y sufre con las derrotas. “En 2009, cuando el equipo ascendió a Primera se puso la camiseta ‘decana’ y se fue a dar la vuelta olímpica en la plaza que estaba cerca de su departamento, en la zona del Jardín Botánico. Todos lo miraban y no entendían nada”, cuenta su hermano Marcelo, exfutbolista de Atlético y actual entrenador. “Cuando jugaba en el club siempre iba a verme”, agregó.
Luque, el médico personal de Diego, fue el nexo que le permitió a Rubino operar al excapitán del seleccionado. “Se conocen desde hace tiempo y varias veces le prometió que se lo iba a presentar. Por diferentes motivos eso no se concretó. Lo conoció minutos antes de ingresar al quirófano y cruzaron un par de palabras. Después no volvió a verlo. Diego necesita tranquilidad y mi hermano tenía varias operaciones programadas”, cuenta Marcelo, su hermano mayor. El tercer hijo de Jorge Rubino y Emma Moreno es Fabián, actor y modelo publicitario que se radicó en México, aunque actualmente vive en Estados Unidos por cuestiones laborales.
Pablo y Marcelo son “maradonianos”. “Messi es un fenómeno, pero como Diego no habrá otro. Con mi hermano, cuando éramos chicos, veíamos los partidos del Mundial Juvenil de Japón en nuestro dormitorio. También lloramos de emoción con sus goles a los ingleses en el Mundial del 86 y fuimos a la plaza a festejar cuando fuimos campeones”, recordó.