Caídas las primeras lluvias después de dos meses de sequía y constante viento, es posible que los tucumanos empecemos a olvidar los incendios forestales que pusieron en vilo a la provincia. Lo mal que haríamos si fuera así, porque no se trató de un hecho anecdótico sino más bien de una muestra de lo que puede volver a suceder, y con peores consecuencias, si no prestamos atención a este nuevo fenómeno que empezaremos a sufrir en la región, como consecuencia del cambio climático. Desde el año pasado se vienen produciendo grandes incendios en la Amazonía, con perjuicio para los países de la región, por la destrucción de extensos humedales. El mes pasado Tucumán se enfrentó a distintos focos de incendios, entre ellos el de San Javier, que puso en vilo a toda la Provincia. Hasta el sector privado intervino con aviones hidrantes de uso agrícola para sofocar el fuego. Todo ello dejó al descubierto la ausencia de una política estatal de manejo del fuego y de medidas de prevención.
Esta realidad fue remarcada por el experto Ricardo Grau, director del Instituto de Ecología Regional, del Conicet, al señalar que en el caso de San Javier los focos de incendio estuvieron circunscriptos en “sólo algunas decenas de hectáreas”, y que fueron de relativamente poca intensidad. Se quemó hojarasca y no afectó tanto los árboles. “El efecto ecológico ha sido modesto. También ayudaron las condiciones meteorológicas del fin de semana, la baja temperatura y la baja intensidad de los vientos, que permitieron que los brigadistas y los hidroaviones hicieran un trabajo eficaz”, había señalado en una entrevista con LG Play.
Lo que dejó en claro es que los incendios producidos el mes pasado en la provincia tienen que servir de alerta. En los provincias donde hay políticas de manejo de fuego se hace un monitoreo y se advierte a la población, por ejemplo, en un camping o en sitios turísticos cuando hay peligro de incendio. Muchos tucumanos que realizan asados en el campo o conducen por las rutas deberían ser alertados sobre el peligro de dejar brasas encendidas o de tirar colillas de cigarrillos prendidas por la ventanilla del auto. Casi todos los incendios se producen por intervención humana, y si bien no son necesariamente intencionales son accidentales. Por eso se hace necesario educar a la población sobre la prevención de incendios.
En la Legislatura provincial ingresó un proyecto de ley que pide la adhesión de Tucumán a la ley nacional N° 26.815, y sus modificatorias, de manejo del fuego. La norma busca que la provincia prevea presupuestos mínimos de protección ambiental en materia de incendios forestales y rurales. Por esa ley se creó el Sistema Federal de Manejo de Fuego que busca establecer mecanismos para que el Estado intervenga con eficiencia en materia de incendios y realice prevención. Sin embargo, también hay en el Congreso Nacional propuestas para hacerle modificaciones a esa ley.
Emiliano Ezcurra, ex vicepresidente de Parque Nacionales y actual director ejecutivo de Banco de Bosques, no es partidario de más leyes, sino de una mayor coordinación entre las fuerzas para combatir los incendios y una buena tarea de prevención. “Siempre se puede tener más recursos y más gente, pero el gran tema es la coordinación. Muchas veces están los equipos y los recursos humanos pero hace falta una cabeza los coordine y los haga funcionar como una orquesta”, grafica. De la misma manera es importante la coordinación entre municipios, provincia y Nación.
Las alertas están encendidas. Que el tiempo de lluvias no sirvan para relajarse sino para diseñar la política de prevención y manejo del fuego que hace falta. El fuego no espera.