Alfredo Fenik: “un actor debe convertir en verdad un mero texto”

Alfredo Fenik: “un actor debe convertir en verdad un mero texto”

Nacido hace 89 años, es una de las figuras destacadas de la escena tucumana. Molière y un Borges fervoroso. El para qué del teatro.

BRINDAR POR LA VIDA. Alfredo Fenik defiende la importancia de “acrecentar los ritmos que una puesta exige” BRINDAR POR LA VIDA. Alfredo Fenik defiende la importancia de “acrecentar los ritmos que una puesta exige”

Siluetas de personajes de Gorostiza, Dürrenmatt, Shakespeare, Ben Jonson, Ibsen, Molière, Chejov, Weiss, Bruckner… se descuelgan tal vez con frecuencia de la memoria de su nocturnidad. A lo largo de varias generaciones ha sido uno de los referentes de la escena teatral tucumana. “Nací en Barrio Sur. Tuve una infancia afortunada, que arrancó unida al teatro. Mi madre me llevaba al teatro Alberdi los domingos a la siesta (a ‘matineé’, como se decía entonces). Miraba, aburrido, el piso del teatro un día. Me interesó un brillo. Me estiré y encontré un anillo. Al término de la función se lo di a mi madre que lo usó por el resto de su vida. Era de oro con tres piedritas negras. El teatro me traía suerte, y mi madre lo llevó puesto hasta el fin de sus días. Años después nos autorizó a comprar libros y espontáneamente acudimos a la librería To Be, cuyo propietario, Omar Estrella, nos preparó una selección de libros que mi querida madre pagó en cuotas. La UNT daba brillo a la vida cultural de Tucumán. Sentíamos un verdadero orgullo ya que era la única en el Norte argentino”, recuerdan los 89 años de Alfredo Fenik, quien tras recibirse de perito mercantil, partió a Buenos Aires donde estudió y se graduó en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico.

- ¿Qué maestros te señalaron un camino?

- Tuve maestros de lujo: Antonio Cunill Cabanellas, el filósofo Vicente Fatone y el periodista y escritor Alfredo de la Guardia, entre otros, grabaron en mí hondas experiencias. Cuando egresé del Conservatorio, consulté con Fatone sobre mi destino teatral y el maestro me dijo: “Mire, Fenik, en Buenos Aires usted es uno entre tantos. En cambio, en Tucumán va a tener un porvenir importante”. Fue suficiente. Armé mis valijas (una sola) e inicié mi regreso.

- ¿Qué papeles recordás con cariño?

- De las obras que estrené en Tucumán, la que hasta hoy podríamos decir se destaca nítidamente es “El burgués gentilhombre”, de Molière. ¿Puedes creer, Roberto, que hasta hoy me felicitan algunos espectadores por el Monsieur Jourdain, que era mi personaje? ¡Hace ya más de 50 años!

- ¿Algún furcio o lapsus durante una representación?

- No, que yo recuerde.

- ¿Cuándo comenzaste a hacer adaptaciones teatrales de obras de Foguet y José García Hamilton? ¿Cuáles te parecieron las más logradas?

- La obra adaptada que hasta hoy resuena en mis oídos es la biografía de Juan Bautista Alberdi, original de José Ignacio García Hamilton y que yo llamé “Memorias de un ausente” porque es una obra teatral 100x100 tucumana.

- ¿Qué sentiste interiormente cuando personificaste a Borges? ¿Qué significa Borges en nuestra cultura?

- El título de “Fervoroso Borges” ya da una idea de lo que significa para nosotros. Carlos Alsina y yo, esa puesta maravillosa que fue tan bien recibida en Tucumán. ¿Es posible que nunca Borges se haya sentido tentado por la escena? Casi es un valor común ubicar a Borges en la cumbre de las creaciones literarias argentinas y rescatar su producción entre “la más…” “la preferida”, “la mejor…”

- Estuviste en la puesta en marcha de la Escuela de Teatro de la UNT y ejerciste allí la docencia, ¿cuál fue y es la importancia para Tucumán de ese instituto formador?

- La Escuela de Teatro de la UNT se podría calificar como un antes y un después del gran salto al porvenir que alcanzó el teatro tucumano. No en balde sus egresados ocupan las carteleras y ya han hecho aportes sustanciales. Hasta han conseguido imponer por mérito de uno de sus profesores el nombre de una sala del Teatro Alberdi.

- Se suele afirmar que una buena parte de los alumnos no asiste generalmente a las puestas teatrales que suben a escena, ¿es por falta de motivación? ¿Por qué es importante ver teatro?

- Eso no habla bien del nivel de los alumnos. Habría que imaginar diversos estímulos que alienten sus recorridos por la literatura dramática. Se tienen que formular una sola pregunta que vale por todas: ¿cuántas obras hay que leer para decidirse por alguna?

- ¿Cuál es el abecé de un actor?

- El que siempre ha sido y será: convertir en verdad un mero texto, contribuir con enlaces que unan la labor de todos los personajes, dar unidad a las situaciones que explican a los autores, acrecentar los ritmos que una puesta exige.

- ¿El teatro imita a la vida y viceversa?

- Siempre estaremos pendientes de las obras y de la trascendencia que ejerzan sobre nosotros y sobre los espectadores. Toda la gente de teatro está frente al público, es decir frente al para qué del teatro.

Una trayectoria

Nacido en Tucumán el 14 de enero de 1931, egresado del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, Alfredo Fenik encarnó a más de 40 personajes, entre otros, en calidad de protagonista, a Felipe II en “Elisabeth de Inglaterra”, de Ferdinand Bruckner; a Rómulo en “Rómulo Magno”, de Friedrich Dürrenmatt; a Jourdain en “El burgués gentilhombre”, de Molière; a Stanley Kowalsky en “Un tranvía llamado deseo”, de Tennessee Williams; y a Stockman en “Un enemigo del pueblo” de Henrik Ibsen. Es autor del libro “Rito y teatro”. Ha realizado las adaptaciones teatrales de “Pretérito Perfecto”, de Hugo Foguet y “Filotectes”, de Sófocles. Dictó la cátedra “Historias de las estructuras teatrales”, en la Escuela de Teatro, en la Facultad de Artes de UNT, de la que es co-fundador. En 2002, obtuvo los premios Iris Marga y Artea, al mejor rol protagónico por “Aeroplanos”.

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