Las versiones sobre cómo se comportaba José Antonio “Culón” Guaymás en el barrio Congreso de la capital difieren. Algunos vecinos recuerdan al joven de 25 años como un ser problemático, otros señalan que aunque su adicción lo llevaba a cometer “macanas”, siempre había sido un residente que convivía sin problemas con sus pares, hasta el día en el que fue acusado por el crimen de la pequeña Rocío Abigail Riquel.
El domingo, “la niña de nueve años fue encontrada sin vida en un descampado de América y Francisco de Aguirre. Había sido abusada y asesinada de un golpe en la cabeza. Algunos vecinos advirtieron que horas antes habían visto que Guaymás la seguía. Al ver que el sospechoso había abandonado su casa, lo acusaron por el hecho. Luego de tres días de vivir en la clandestinidad, “Culón” fue ajusticiado por una turba enardecida.
“Era muy ‘moquero’, se drogaba mucho y después se mandaba macanas. Lo arrestaron varias veces, pero al barrio lo respetaba; aquí nunca tuvo un problema con algún vecino; era un tipo ‘piola’ cuando estaba consciente, pero nadie se iba a imaginar que hiciera algo como lo que hizo. Atacar así a una niña es imperdonable, destruyó una familia”, consideró Pedro A., un joven que prefirió preservar su apellido.
Fernanda Morán lo recuerda diferente. “Andaba siempre drogado y la maltrataba a su madre. Tenía un problema importante con el consumo, por eso yo procuraba no tratarlo mucho, era un trato de hola y chau, por respeto a su mamá, y nada más”, describió la vecina, quien recuerda con cariño a la madre de Guaymás.
“Hace 14 años vivimos acá; él andaba en la porquería de la droga, perdido en la adicción salía a robar pero lo que hizo el domingo era impensable”, consideró Eduardo P.
No los recibirían
A pesar de que los testimonios recogidos por LA GACETA coinciden en que la madre y la hermana de “Culón” eran buenas vecinas, nadie cree que vayan a ser bien recibidas si vuelven a barrio Congreso. “La madre y la hermana eran diferentes, que sepamos no tomaban porquería. No sé si la gente diferenciará una cosa de la otra, difícil que reciban a su familia de nuevo aquí; algunos creen que ayudaron a ocultarlo, además de la casa no quedó nada”, indicó Eduardo P.
“La señora tenía 62 años, no sabía qué hacer con él por todos los problemas que tenía. Conmigo siempre fue buena; ella venía a cuidar a mis nenes cuando yo salía a trabajar”, contó Morán.
La mujer tampoco cree que la señora pueda regresar al barrio. “No sé por qué no habrá ido a retirar el cuerpo de la morgue; estoy segura de que la mujer rechaza lo que su hijo hizo, pero no deja de ser madre. Creo que no lo retira por miedo a que la ataquen”, cconcluyó. (Producción periodística: Santiago Re)