Tensiones cambiarias: por qué fracasan las medidas del Gobierno
Especialistas insisten en que las medidas anunciadas por el Gobierno son insuficientes para reducir la brecha. Pese a las nuevas reglas que informó Guzmán, los precios de los dólares alternativos no detienen su escalada y se ensanchan las diferencias.
El dólar blue parece no encontrar techo y se acerca sin pausa a los $ 200, un valor temido y repleto de simbolismo. Cuando fue lanzado en octubre de 2016, el billete con la imagen de la ballena franca austral permitía comprar cerca de 13 dólares tanto en el mercado formal como el informal. Cuatro años después, en contraste, apenas sirve para comprar un solo dólar en su cotización libre ($ 190 al cierre de esta edición, tras un salto de $ 7 en la jornada de ayer). La brecha cambiaria supera ya al 140% y, en caso de seguir este rumbo, pronto duplicará el 77% registrado hace apenas 38 días, cuando se endureció el cepo.
El salto de la divisa estadounidense se produce luego de las medidas anunciadas el lunes por el ministro de Economía, Martín Guzmán. Destinadas a contener en especial la cotización del contado con liquidación (CCL), cuyo valor acumula una suba mayor al 135% en lo que va del año, hasta ahora no han surtido los efectos esperados por el Gobierno (ese precio superó ayer los $ 180). Numerosos especialistas consideran que, a pesar de apuntar hacia la dirección correcta, las nuevas reglas del Gobierno son insuficientes para reducir la brecha.
“Las medidas tomadas son cambiarias y paliativas, cuando deberían ser de otro tipo y más profundas. Atacan los síntomas y no atienden el problema de fondo, que es fiscal y de confianza”, explica a LA GACETA el economista Fernando Marengo. “La demanda de pesos es baja y el déficit está monetizado. Esto genera una presión sobre el mercado de cambios. Entonces, mientras haya restricciones, los compradores buscan mercados alternativos y crece la brecha. Si el tenedor de pesos siente que va a ser estafado por vía de una devaluación y la inflación, busca convertir moneda”, se explaya.
Según el socio del estudio Arriazu Macroanalistas, esa situación conduce a una especie de círculo vicioso que alimenta la suba del blue. “Lo único que logran las restricciones es que la demanda se dirija hacia los mercados alternativos y eso ocasiona más brecha. Ante los límites, se comienzan a sacar cuasi dólares. Incrementa la demanda de los importadores y, al mismo tiempo, los exportadores desaceleran la liquidación -desarrolla Marengo-. Eso hace que la pérdida de reservas del Banco Central no se detenga, por lo que terminan incrementando las restricciones. Los pesos excedentes siguen yéndose a otros mercados, sigue subiendo la brecha y el incentivo del exportador a liquidar es menor, y el del importador es mayor a demandar divisas”.
¿Cuál es el plan?
Ante el escenario hostil, las reglas de juego adoptadas por el Ministerio de Economía parecen estar lejos -según los especialistas- de solucionar los problemas de fondo. “Hubo que recurrir al financiamiento monetario a una proporción mayor a la que habíamos estimado. Esto ha generado tensiones en otros frentes”, reconoció Guzmán en una reunión con empresarios del Encuentro Iberoamericano. Asimismo, aseguró que la Argentina cuenta con “suficientes reservas” para lidiar con las altas presiones cambiarias.
Pero, ¿cuál es el plan? Para Marengo, resolver el “problema fiscal y de confianza” exige tres puntos básicos: un programa explicitado y creíble, una toma de decisiones que vaya en esa dirección y un discurso que acompañe. “Si no hacen los tres, más allá de cualquier ajuste, no lograrán revertir la desconfianza. Eso le ocurrió al Gobierno anterior”, considera el economista. Hasta ahora -dice- sólo han ocurrido parches. “Creo que van a hacer todo lo posible para evitar una devaluación del cambio oficial porque el deterioro social ya es muy fuerte. Pero deben cambiar el foco”, concluye el experto.
Damián Di Pace, analista económico, remarca que las medidas tomadas por la gestión de Alberto Fernández no terminan de convencer a los mercados para aliviar las presiones cambiarias. “La brecha es la peor desde la hiperinflación de 1989. Hay contraindicativos que muestran la escasez de dólares, sobre todo en las nuevas disposiciones para importar. Lo más preocupante es la falta de un plan de reducción del déficit fiscal y la consiguiente emisión monetaria. Hablamos de propuestas de metas en el cortísimo plazo, de qué hacemos en lo que queda de 2020”, examina en diálogo con este diario.
“El Gobierno dilata esta situación; parecería que la estrategia es llegar a un acuerdo con el FMI, pero los tiempos le corren al ministro de Economía. Es tal la desconfianza y la incertidumbre que el valor de la cotización paralela, además de la subida del CCL y el MEP, muestra un dólar alto que no tiene más fundamento técnico para seguir aumentando que la desesperación de los argentinos por escapar del peso”, analiza Di Pace.