José Antonio Guaymás tenía 25 años. En los últimos 10 años, se le abrieron 19 causas judiciales. Todos por delitos contra la propiedad (robos, hurto, asaltos y robos de moto), pero nunca afrontó un tribunal. Tres expedientes en su contra se encontraban listos para que se le iniciara un juicio, pero todas pasaron al régimen conclusional.
Fuentes judiciales desmintieron que en algún momento haya sido involucrado por un caso de abuso sexual y, mucho menos, en contra de un integrante de su familia. “Ese es uno de los tantos mitos de las redes sociales”, indicó una fuente de Tribunales.
Guaymás tampoco fue beneficiado con una medida judicial, ni fue liberado por tener un problema de salud. En julio fue detenido por una tentativa de robo. Después de haber permanecido detenido 10 días un juez le otorgó la libertad, al tratarse de un delito excarcelable. Pero sólo pudo salir del calabozo el 10 de octubre, ya que no podía cumplir con la caución que le había impuesto la Justicia. La decisión no fue tomada por la fiscala Adriana Reynoso Cuello, que ayer fue víctima de un escrache en las redes sociales por esta situación.
“Culón”, en sus dos brazos y en su pecho, tenía más de una veintena de cicatrices producidas por los cortes que se realizaba cuando afrontaba períodos de abstinencia. “Había comenzado a consumir drogas desde muy chico. Ya en los últimos tiempos estaba totalmente perdido y vivía drogado. Su madre buscó ayuda, pero nunca se la dieron porque él tampoco la buscaba”, indicó María Eugenia Flores.
Ella fue una de las pocas vecinas que se atrevió a hablar sobre Guaymás. “Entiendo la bronca que tienen todos los tucumanos por el caso. Todo el mundo lo estaba buscando para hacer justicia por mano propia. Mató a un angelito. Pero no mereció tener un final así. Hubiera sido mucho más duro el castigo si lo condenaban a perpetua y pasaba gran parte de su vida encerrado. Y todos saben lo que les hacen en la cárcel a los violadores”, concluyó.